El vecino de Arteixo condenado a 20 años de prisión por el asesinato de su madre octogenaria en mayo de 2014 reiteró ayer en la vista de apelación ante el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia que ambos pactaron el suicidio. "Yo debería estar muerto", declaró Ricardo Tomás Álvarez Baldrich, de 65 años, en su alegato final ante el tribunal y después de que su letrado pidiese una rebaja de la condena de 20 años por asesinato. El abogado defensor demanda que los hechos sean considerados como cooperación al suicidio. Además, solicitó que se le aplique a su cliente la atenuante de enajenación. El letrado alegó que hubo un pacto entre madre e hijo por la enfermedad que la primera atravesaba y por los problemas económicos que afectaban a la familia. "Este hombre no es un asesino, no encaja en ese perfil", insistió, al tiempo que añadió que la familia estaba en una situación "desesperada". Además, rechazó los argumentos del jurado popular, que cuestionó que el procesado intentase realmente suicidarse. "Había un importante charco de sangre", destacó sobre el momento en que llegó la policía a la casa. El fiscal insistió en que la víctima "no autorizó" el suicidio y destacó que las heridas que se causó el procesado no afectaban a arterias vitales.