Todo es posible en A Coruña. Así, más o menos con estas palabras, tituló Xulio Ferreiro el discurso con el que felicitó ayer la Navidad y expresó deseos para el próximo año a los ciudadanos, a la "xente do común", como le gusta proclamar al alcalde, en la recepción institucional navideña en el ayuntamiento que recuperó el Gobierno local de Marea. "Aquí, en A Coruña, en la ciudad donde todo es posible", concluyó el regidor después de llamar al diálogo, a la colaboración, a dar pasos adelante, anteponer las personas en la práctica de la política y defender la innovación democrática, de la que "la ciudad quiere ser capital en 2016".

Fue un acto sencillo en el Palacio de María Pita, en la "plaza pública" abierta a los coruñeses. Un acto cercano, muy alejado de la rigidez y el protocolo con que los exalcaldes socialistas Francisco Vázquez y Javier Losada deseaban felices fiestas y anunciaban proyectos ante cientos de representantes de la flor y nata de la empresa, la banca, la industria, la sociedad, la comunicación y las instituciones coruñeses. El PP eliminó estas recepciones durante el mandato de Carlos Negreira para ahorrar. Ayer unos 300 vecinos, además de los concejales de la Corporación -faltaron seis del PP- acudieron al acto, en el que también se entregaron los premios a los vecinos cuyas imágenes forman parte del calendario municipal del próximo año.

Es posible, desea Ferreiro, que la estación intermodal inicie las obras en 2016; que se abran de nuevo las puertas de la antigua cárcel para que tenga un nuevo uso; que se conozca, tras un adecuado debate, la verdadera utilidad que han de tener los muelles de Batería y Calvo Sotelo o de qué forma se debe reformar la avenida Alfonso Molina; que comience la "humanización" de O Parrote y la Marina; que el parque ofimático edifique viviendas para jóvenes; o que se acabe por fin con los vertidos a la ría.

La renta social municipal, el colegio de Novo Mesoiro, la Copa del Rey de baloncesto, los homenajes o aniversarios de las Irmandades da Fala y la Orquesta Sinfónica de Galicia y acciones comprometidas para fomentar la diversidad o erradicar las violencias machistas serán otros hechos y acontecimientos del nuevo año que el regidor quiso comunicar a los vecinos en el salón de plenos. Habló desde el estrado en el que preside las sesiones y con el añadido de una traductora de sus palabras al lenguaje de los sordos, con el público en pie y los concejales en sus escaños. Recibió medio minuto de aplausos.

Será también posible, porque lo anunció el alcalde a los vecinos invitados, que los ciudadanos se aproximen mucho más al trabajo de sus representantes en el Concello y tengan un mejor conocimiento de ello a través de la web municipal o los centros cívicos. En internet podrán seguir el plan anual del Gobierno local y su grado de cumplimiento o el estado de cada proyecto después de que se haya aprobado el presupuesto de 2016, mientras que en las instalaciones de los barrios los concejales darán cuenta una vez al mes de su actividad, "avanzarán planes", "responderán preguntas", "atenderán demandas" y "recibirán críticas" y también -confía Xulio Ferreiro- "felicitaciones".

El alcalde leyó el discurso de Navidad, dio las gracias y deseó un feliz 2016 en un acto en el que antes y después se mezcló entre los asistentes y habló con algunos dirigentes vecinales y ciudadanos. Sus compañeros de Ejecutivo y de Corporación local, algunos acompañados de sus hijos, también escucharon consultas o sugerencias de los vecinos.

Acudieron también representantes del sector académico y editorial, de colectivos sociales y ONG, pero al contrario que en las recepciones navideñas de Vázquez y Losada, no asistió la clase política ni la empresarial, ni cargos militares o autoridades institucionales, todos ellos sentados entonces frente al alcalde en un salón repleto. "Como el día y la noche", comparaba un empleado municipal las características de aquellos actos con las del de ayer.

Los invitados fueron recibidos con la música del joven trío Jazz Up (teclados, bajo y saxo) en el hall municipal y atendidos en el salón dorado con sidra y agua -en vasos de plástico servidos por numerosos camareros- después de la intervención del alcalde. La cortesía institucional incluyó bandejas de bombones, tarta de almendra y bizcocho, tentempiés que no tardaron en criticar ediles populares en las redes sociales después de probar más de un bocado.

El PP reiteró durante su mandato que había acabado con "gastos superfluos" del Ayuntamiento, como los canapés, y tomó la medida de anular recepciones como la de ayer, en las que en gobiernos anteriores se degustaba más cantidad de comida y bebida que en el acto organizado por el Ejecutivo de Marea. A las ocho concluyó la recepción. En la entrada al Palacio, mientras, muchos vecinos hacían cola para ver el Belén municipal.