Es uno de los colectivos que más utiliza el transporte público y el único sector educativo que no goza de una tarifa especial. Solo pueden acceder a unas becas costeadas por la propia Universidad, que no son universales. Uno de cada cuatro estudiantes que la solicita, aún cumpliendo los requisitos, se queda fuera. El número de universitarios que acceden a las ayudas es incluso menor que otros años, un 7,5% del total de alumnado de grados, titulaciones no adaptadas y másteres oficiales. El bono especial es una reivindicación histórica de los sindicatos estudiantiles y el Rectorado, que ha denunciado recientemente el "agravio comparativo" con otras etapas docentes.

La Universidad acaba de hacer público el resultado de la convocatoria de ayudas al transporte para el bus urbano. Hasta 471 estudiantes han quedado excluidos por falta de presupuesto aunque tuviesen las condiciones que exige la beca. Son casi medio millar, frente a las 1.399 concedidas, entre un colectivo de unos 18.000 personas que suman los estudiantes de grado, de titulaciones antiguas no adaptadas al espacio europeo y másteres oficiales.

Los criterios se basan en la Renda Personal Disponible, esto es, en la capacidad económica de sus familias. Si en 2014, la Universidade da Coruña destinaba 207.010 euros a esta partida, la convocatoria para el autobús urbano para el actual curso tienen consignados 141.360 euros.

Será uno de los asuntos que se tendrán que abordar en las reuniones bilaterales entre el Ayuntamiento y el nuevo equipo rector, con Julio Abalde al frente, para mejorar la movilidad de los campus coruñeses y acabar con su condición de gueto dentro de la estructura urbana de la ciudad. Al contrario de lo que ocurre en A Coruña, Vigo tiene una tarifa especial para estudiantes con un bonobús propio financiado por el Ayuntamiento, destinando una cantidad adicional de 1,7 millones de euros. El presupuesto podría no ser tan elevado en A Coruña, dado que en la ciudad olívica el campus se encuentra a quince kilómetros del centro. En el campus de Lugo, los matriculados tienen el mismo bono que pensionistas y desempleados.

En A Coruña, de los 1,30 euros que cuesta el billete sin reducciones, los estudiantes pagan 48 céntimos. El número de viajes que les subvenciona la UDC es limitado y no todos consiguen llegar a fin de curso con trayectos a ese precio social en la recámara. Si, por ejemplo, el alumno va a comer a casa habitualmente y usa el autobús cuatro veces por jornada, la beca se agotaría en 47 días lectivos. El resto, solo disponen de la opción de tramitar un bono ordinario, con 0,85 céntimos por viaje. En Santiago, las tarjetas con chip que tienen los universitarios son compatibles con las máquinas de la flota municipal, pero dan acceso solo a una tarifa ordinaria de 0,60 céntimos, con descuentos adicionales si se adquieren un número elevado de viajes.

Pensar en alternativas para la conexión con los campus y reducir con ello el número de estudiantes, profesores y personal no docente que se desplazan en automóvil es uno de los asuntos pendientes de la ciudad. La comunidad universitaria lleva años reclamando mejoras en las frecuencias y más enlaces con los barrios, además de la tarifa especial. "Hay que tratar de mejorar el servicio y tener una tarifa cada vez más asequible. Nosotros aportamos una cantidad pero nunca es suficiente y el servicio es mejorable", señalaba en una entrevista el antiguo rector, Xosé Luís Armesto, cuyo sucesor, Julio Abalde, llevaba en su programa la búsqueda de un acuerdo con el Concello para lograr disminuir la carga.

Otro camino pasa por un vial especial para bicicletas, que el Concello ha incluido en la contrapropuesta de reforma hecha al Ministerio de Fomento para la avenida de Alfonso Molina. Otra solución para la conectividad con Elviña es el tren, con un apeadero desaprovechado y maltrecho que han reivindicado en varias ocasiones los defensores de la implantación del ferrocarril de cercanías en la comarca.