Colas para coger un taxi, jóvenes dormidos en los bancos de las paradas de bus, la algarabía de los que tras una noche en vela aún les duraba la euforia en A Coruña; grupos de amigos que muy temprano tomaron el autobús para terminar la fiesta en la feria de Año Nuevo de Betanzos, con sus churros y sus zapatillas; y los más deportistas que optaron por hacer footing, practicar surf o jugar una pachanga de fútbol en una animada playa de Bastiagueiro (Oleiros). Así amanecía ayer la ciudad de A Coruña y su área metropolitana tras una Nochevieja muy tranquila y sin incidencias.

En A Coruña los más animados no querían abandonar los locales en los que habían disfrutado del último día del año y ayer por la mañana aún se podía ver a muchos en los alrededores, como en un establecimiento frente a la playa de Riazor.

Algunos aprovecharon para hacer sus primeras fotos del año en el arenal con la bahía de fondo y otros se lanzaron a cumplir la tradición del chocolate con churros en Betanzos. A pesar de que abundó la lluvia, en la Ciudad de los Caballeros no faltaron los jóvenes que se refugiaron en los soportales y que además de churros y chocolate se atrevieron con raciones de pulpo tras adquirir algún lechón o conejo. Muchos jóvenes procedían de A Coruña y de concellos como Sada, a donde suelen regresar con zapatillas nuevas. También en Betanzos estaban atestadas las paradas de bus y de taxi en una mañana sin incidencias más que algunas caídas, como la que sufrió una joven, que regresó con sus rodillas sangrando aunque muy sonriente.

Otros optaron por empezar el año 2016 en el mar, y en Bastiagueiro ayer había un grupo de surfistas y otro muy numeroso que disputó un animado partido de fútbol en el arenal.