Pablo Sánchez es un trabajador social de la Cocina Económica. Advierte un ligero descenso en el número de usuarios después de que hace dos y tres años la entidad recibiera "una avalancha" de personas necesitadas para hacer uso del comedor, los aseos o la lavandería. Cree que el mercado laboral se ha convertido en una importante traba para quienes llevan más tiempo viviendo con dificultades económicas.

-Revela el IGE un aumento importante de hogares coruñeses a los que les cuesta mucho llegar a final de mes. ¿Se advierte esta situación por el tipo de usuarios de la Cocina Económica?

-Los indicadores no reflejan fielmente la realidad de las familias individualmente, aunque es muy probable que parte de nuestros usuarios hayan visto agravada su situación en los últimos años. Se puede decir que en 2012 y 2013 tocamos techo, hubo una avalancha de personas que acudieron a la Cocina Económica para usar sus servicios, el comedor, los baños, la lavandería, y en 2015 se produjo una leve mejoría con un pequeño descenso de la tasa de exclusión social. Preveo que se repetirá esta tendencia este año.

-¿Qué problemas ahogan más a quienes acuden a las instalaciones?

-Creo que el principal problema es que el mercado laboral se convierte en una frontera en sus situaciones, ya que no reabsorbe a quienes se han descolgado más y aún continúan en procesos de dificultades. Esto afecta a ciudadanos de entre 40 y 50 años que aunque han tenido uno o más empleos y han trabajado de todo aquí y allá, no tienen titulaciones o cualificaciones que les den mayor estabilidad laboral. Tienen más difícil el acceso a los empleos.

-También crece el número de hogares que ya no tienen ningún ingreso.

-Las tenemos entre nuestros usuarios. Hay familias que acuden a diario que no ingresan ni un euro al mes. Otra cosa es la economía sumergida a través de trabajos como la recogida y venta de chatarra, algo a lo que se ven obligados a recurrir algunos.

-¿Cualquier ciudadano con necesidades básicas puede hacer uso de la Cocina Económica?

-Quien llega puede usar todos sus servicios. Lógicamente se les pide que acrediten su situación. Es muy raro que se infiltre alguien que no lo esté pasando realmente mal. Hay que tener en cuenta que hay usuarios que cargan con problemas de dependencia de sustancias o que tienen serias dificultades para relacionarse socialmente.