El estudiante de Ingeniería Gonzalo Pereiro identificó dos problemas en la intersección de la avenida de As Conchiñas con la calle Barcelona. Por una parte, en el enlace de esta calle con la ronda de

Outeiro hay "bastante dificultad de movilidad" y en ocasiones "llega a colapsarse" el carril derecho de la ronda, un fenómeno que se acentúa porque el paso de los peatones "retiene en exceso" a los coches que circulan por As Conchiñas. Por otra parte, la seguridad del peatón que camina por la calle Barcelona peligra cuando tiene que cruzar un tramo con coches. Para solucionarlo, Pereiro propone en su proyecto de fin de grado de Obras Públicas un vial subterráneo que permita al tráfico pasar por debajo de la calle Barcelona, diferenciando así completamente la zona peatonal y la del tráfico rodado.

Mediante un vial subterráneo, considera Pereiro, el tráfico de esa zona "mejoraría bastante" y se aumentaría la "fluidez peatonal" de la calle Barcelona. Para Gonzalo Pereiro, la iniciativa es más necesaria para evitar que la situación "empeore en un futuro" ahora que ha finalizado el aparcamiento de la plaza de

As Conchiñas. Según sus cálculos, la vía que propone soterrar soportó durante 2014 una intensidad media de tráfico de 4.832 vehículos diarios, y espera que, para el año 2034, esta cifra se haya disparado hasta los 6.191 servicios por día.

La principal dificultad que aborda soterrar el tráfico de As Conchiñas estriba, según su autor, en que la avenida "no es demasiado larga" y eso complica el diseño de las rampas. El proyecto de Pereiro no recoge que sea posible que pasen camiones, como en otros túneles más amplios, aunque sí sería posible que lo atravesasen furgonetas. Otra alternativa incluida en el proyecto es la edificación de un paso elevado, pero la descartó por una menor funcionalidad y estética y un mayor impacto sobre el medio que el paso subterráneo.

Las obras durarían en torno a un año, por lo que sería necesario desviar el tráfico a las calles paralelas a As Conchiñas durante ese periodo. El coste total rondaría los 800.000 euros, pero Pereiro señala que en la ciudad se han hecho "cosas más caras". Cuando estaba eligiendo qué proyecto realizar contempló otras ubicaciones para un vial subterráneo, como la calle San Andrés o la rotonda del Pavo Real, pero las descartó debido a que construir un paso subterráneo en ese lugar era "casi imposible".