El investigador Bruno Casal forma parte del equipo de Macrosalud, adscrito a la facultad de Economía y Empresa de la Universidade da Coruña, junto a Berta Rivera y Luis Currais, que ha realizado un estudio sobre el aumento de suicidios desde 2007, cuando empezó la crisis y también sobre su impacto económico y la productividad.

-¿Cómo empezaron con este proyecto de investigación?

-Nosotros estamos ligados a otras universidades, como la de La Laguna y la de Murcia. Todas estas universidades estamos en un proyecto financiado por el Ministerio de Economía con varios paquetes de trabajo. Nosotros nos estamos dedicando más a lo que es el coste de la enfermedad y temas de análisis de cargas sociales, relación con la crisis económica... Estamos gente de la facultad de Economía del grupo Macroeconomía y Salud que, básicamente, somos Berta Rivera, Luis Currais y yo. Estábamos colaborando con gente de la Universidad de Castilla La Mancha en un estudio sobre el coste social de las víctimas de accidentes de tráfico entre 2002 y 2012 y haciendo esto vimos que en el año 2012, por primera vez, el suicidio ocupaba el primer lugar de causa de muerte de personas jóvenes, un dato que se repitió en 2013, por encima de los accidentes de tráfico y nos llamó muchísimo la atención y decidimos dedicarle un monográfico e intentar relacionarlo con variables de la crisis económica.

-¿Cómo tuvieron acceso a los datos, ya que de los suicidios no se suele dar información?

-En el Instituto Nacional de Estadística (INE) hay una estadística de causas de muerte. Todas las causas violentas, relacionadas con accidentes de tráfico, suicidios, víctimas de homicidio... requieren un levantamiento judicial y nosotros solicitamos al INE las características de esta población.

-En el marco de la crisis económica ha habido suicidios por desahucios, ¿qué más afecta para que se produzcan estas muertes prematuras?

-Nosotros estudiamos los datos a nivel macro. Realizamos, con técnicas econométricas, un panel de datos. Tenemos en cuenta las regiones españolas y les hacemos un seguimiento tanto de la tasa de suicidio a lo largo de los años como de otras variables relacionadas con el suicidio y también con la crisis económica, como el incremento o decrecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) de cada región, la tasa de desempleo y también la tasa de personas que llevan más de dos años buscando trabajo.

-Y en estos casos de paro prolongado, ¿aumenta el suicidio?

-Hay que hablar de regiones, no de individuos, pero sí que aquellas regiones que presentan mayores tasas de suicidio son las que experimentaron mayores disminuciones en la riqueza, en el PIB, o las que sufrieron mayores tasas de incidencia del desempleo, tanto en líneas generales como a largo plazo.

-¿Hay datos pormenorizados de A Coruña?

-No, no llegamos a esos datos.

-¿Hay lugares que sigan una tendencia en este tipo de muertes?

-Nosotros vemos una evolución de la tasa de suicidios y de las otras variables económicas. A partir de 2007, cuando el PIB cayó de manera significativa y el desempleo aumentó hasta niveles cercanos al 27% en algún año vimos que la tasa de suicidio en personas en edad laboral plena -de 16 a 44 años o a 54 años- aumentaba de una manera significativa. El suicidio estuvo siempre asociado a la edad. Las personas que deciden cometer este acto son, generalmente, muy mayores, por eso incluimos también otras variables además de las de la crisis económica, como la tasa de fertilidad de cada región, porque tener hijos protege frente a una decisión de este tipo. La edad media también la hemos incluido, porque entendemos que la probabilidad es mayor cuanto mayor es la persona y también hemos introducido variables climatológicas.

-¿Y eso por qué?

-Lo medimos por horas de sol y en milímetros de precipitaciones. Hay muchos estudios que obtienen una relación significativa entre las variables climatológicas y tasas de suicidio. Parece que hay más probabilidad de que el individuo cometa este acto en un lugar con pocas horas de sol y con más lluvia. Es una variable que tiene relación pero vimos que, en este estudio, para España, no fue significativo.

-Y todos estos datos, al final, los traducen a dinero.

-Hay un método, que es el del capital humano con el que, en función de las características del mercado laboral, puedes llegar a estimar cuánto deja de producir hasta la jubilación una persona por morir de manera prematura, que es cuando fallece antes de legar a la edad de la esperanza de vida de la población. Esos datos hay que ajustarlos por el mercado de trabajo, por las tasas de desempleo... De toda la población que comete suicidio podemos estimar quiénes deberían de estar activos y quiénes no y, dentro de estos, en función de su edad y de su sexo, cuál es la ganancia media que obtendrían cada año de su vida.

-Y eso se estima en unos 566 millones de euros en 2013, ¿no?

-Ese es el caso de referencia, pero siempre hay mínimos y máximos.