En torno al año 1890, un fotógrafo desconocido, trabajando para una empresa suiza de fotografía, realizó al menos cuatro fotografías de A Coruña, y las coloreó utilizando una técnica en aquel momento novedosa, conocida como fotocromo. Formaban parte de una serie de imágenes de los paisajes emblemáticos, los monumentos y las ciudades de toda la geografía española, destinadas a comercializarse como postales y estampas. Hoy estas fotografías se guardan en los fondos del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, de Madrid.

Pese a que las imágenes muestran con detalle los colores de los tejados de la ciudad, la vegetación del entorno de la Torre de Hércules e incluso los diferentes tonos de las aguas del Puerto, los negativos se realizaron en blanco y negro y, posteriormente, a partir de ellos, se colorearon a través de una técnica de estampación llamada fotocromo, inventado en 1880 por Hans Jakob Schmid. Ya existían desde mediados del siglo XIX, pero durante muchas décadas fueron demasiado caros para que los aprovechara la incipiente industria editorial. Schmid aprovechó su patente para fundar la compañía Photocrom Zürich, posteriormente conocida por Photoglob Zürich. Las fotos de la serie coruñesa fueron encargados por esta empresa, según prueba su firma.

Vista panorámica de A Coruña, en la que se parecia la plaza de toros inaugurada en 1885.

No se sabe exactamente quién fue el autor de las fotografías, ya que el nombre no aparece en la firma, y tampoco están datadas de forma exacta. Los expertos creen que las cuatro imágenes, que muestran la Torre de Hércules, el puerto, la avenida de los Cantones y una vista panorámica de la ciudad, pertenecen a la década de 1890, pues fue en esta época en la que se popularizó la técnica del fotocromo. Además, en la panorámica, según señala la trabajadora del apartado de Conservación de Fotografías del museo Reina Sofía, Concha Calvo, se aprecia una plaza de toros que se inauguró en 1885.

El puerto de A Coruña y el entorno de la Torre de Hércules, tal como eran a finales del siglo XIX.

Calvo, que explica que las imágenes se adquirieron dentro de un lote numeroso y se van estudiando individualmente poco a poco, no se atreve a asegurar que sean las primeras fotografías en color de la ciudad. En esta colección se incluyen fotografías de toda la geografía nacional, en especial de aquellos lugares "más pintorescos o importantes" del país, y con ellas se hicieron tiradas "muy grandes" que se comercializaron. La trabajadora del Reina Sofía tampoco puede despejar la duda acerca de si el fotógrafo pudo ser un coruñés contratado por la empresa suiza, aunque cree más probable que enviaran a los fotógrafos desde este país.