Laura Salvador es técnica de rehabilitación de la ONCE y reivindica la accesibilidad en las calles y plazas de la ciudad frente al criterio estético.

-¿Cuál es el principal problema en la accesibilidad para las personas ciegas?

-El problema es tener unos límites en la acera para saber cuándo están en la parte de la calzada y cuándo en la acera. Al rebajar los bordillos para una accesibilidad universal, pensando en sillas de ruedas y en carritos de niños, hay que tener una textura que diferencie las dos partes. Si hay un bordillo está clara, pero cuando se hacen los rebajes, el ciego se queda sin esa referencia. Estas bandas tienen una textura de botones y tiene que contrastar en color, para las personas que tienen un resto de visión.

-¿Cómo funciona la comisión municipal de accesibilidad?

-Desde el Ayuntamiento se creó esta comisión con todas las asociaciones de discapacitados. Funcionó durante la pasada legislatura y ahora estamos esperando a que el nuevo Gobierno se pronuncie.

-¿Qué cometidos tiene esa comisión?

-Se trata de asesorar al Ayuntamiento en las diferentes obras que se van haciendo, tanto de rehabilitación como de obra nueva, que tenga una valoración por las diferentes discapacidades. En nuestra parte, por ejemplo, hablamos de sonorización de semáforos y de texturas en el suelo.

-¿Para qué obras le han pedido consejo?

-En obras grandes colaboramos en el Agra do Orzán, en el proyecto Urbana-C, en la Marina y, después, en cosas más pequeñas, en vados, en cruces... Los técnicos municipales nos llaman según necesitan asesoramiento. En el paseo marítimo, también, porque como quitaron la barandilla por los temporales en la zona de Riazor, y pusieron unas gradas, todo eso quedaba sin limitación, por eso han puesto una banda de textura en las gradas y en los cruces.

-No se reúnen periódicamente para hablar de estos temas, sino que les llaman cuando necesitan su consejo.

-Sí. La comisión es de muchas asociaciones y hay un grupo formado por representantes de cuatro o cinco asociaciones que tenemos más contacto con el Ayuntamiento. Hicimos hace unos años una formación a técnicos municipales para que sepan qué criterios tienen que tener en cuenta a la hora de diseñar y rehabilitar.

-¿En qué obras se podría actuar para mejorar la accesibilidad?

-La Marina y O Parrote están aún en proceso. Estamos ahí porque hay algunas cosas que no se han hecho bien y que hay que modificar.

-¿Como cuales?

-Las escaleras y su señalización, los desniveles, que no se hayan puesto las bandas de texturas de aviso antes de la bajada, las barandillas de sujeción...

-¿Es una cuestión política o de concienciación?

-Lo más importante es que los técnicos aprendan qué cosas tienen que tener en cuenta a la hora de proyectar. En una obra nueva cuesta lo mismo hacerlo bien que hacerlo mal. A veces, no se sabe si no se llega a comprender bien la necesidad. Hay veces que el diseño prima sobre la accesibilidad. Lo accesible es menos bonitos que lo no accesible y prima lo estético.

-¿Cómo está la ciudad a nivel de accesibilidad?

-A Coruña está bastante bien a nivel de señalización e identificación de los vados y de semáforos sonoros, aunque hay puntos negros, como el del cruce de la calle Real al Cantón Grande, que está al lado de la ONCE y ha sido muy reivindicado, aunque no lo termina de hacer el Ayuntamiento. Aquí se junta el espacio que es y que la textura quedaría muy fea, por eso no se deciden a hacerla.

-Otro de los peligros que señalan los discapacitados está en las terrazas, ya que hay mesas y sillas donde antes no había.

-En teoría, tienen que dejar un espacio para el paso. La silla de ruedas, con tal de que haya paso, lo sigue. Para el ciego el problema está en que, cada vez, ese paso está en un sitio, porque no tiene continuidad ni el mismo patrón. No puedes decir: "voy pegada a la pared para evitar las terrazas porque hay locales que las tienen pegadas a la pared". No es un riesgo, porque te das contra una silla o una mesa, es una incomodidad. Un riesgo es ponerte donde pasa el autobús, como va a pasar ahora en la Marina, que quieren poner todo junto, en lo que llaman espacios a cota cero. Ahí sí que hay un riesgo físico, de desorientación y de que le pueda pillar un coche.