Si un día cualquiera paseando por una acera o plaza de la ciudad percibe un ligero olor a vinagre, descarte la hipótesis de un incidente doméstico en una cocina o un accidente con la bolsa de la compra. Lo más probable es que se trate del nuevo tratamiento ecológico que desde inicios de enero ha puesto en marcha el Gobierno municipal para combatir vegetación espontánea que nace en las zonas viarias.

La medida forma parte de un plan de la Concejalía de Medio Ambiente para erradicar el uso sistemático de herbicidas y productos de alta toxicidad en el espacio público, como el glifosato, utilizados hasta ahora para acabar con las malas hierbas. "La Organización Mundial de la Salud sospecha que puede tener efectos cancerígenos", asegura la concejal de Medio Ambiente, María García, que alude también a un informe de la Universidad de Leipzig, en Alemania, que prueba la presencia de glifosato en la orina de vecinos de áreas urbanas sin relación con este producto.

La apuesta por el vinagre casero se debe a su concentración de ácido acético, de en torno al 5%. Se trata de componente ecológico y biodegradable que acidifica el suelo, secando la vegetación y dificultando su crecimiento. "Este sistema solo se usará para zonas asfaltadas o con adoquines. Para zonas verdes no es apropiado ya que podría deteriorarlas", señala.

El tratamiento está todavía en fase de prueba, testando su periodo de efectividad y sus consecuencias en diferentes especies. "Contra el verdín, por ejemplo, a lo mejor es preciso usar agua a presión", indica. Además del vinagre, los servicios municipales también recurrirán a la retirada mecánica de hierbajos, algo especialmente útil en días de lluvia, en los que el vinagre no surte efecto al disolverse con el agua, o a técnicas de calor, como infrarrojos o sopletes. "Esto último de momento no lo queremos usar por su deteriora la acera".

Aunque no se prohibe totalmente el uso de productos químicos de alta toxicidad, el Gobierno local sí los ha retirado del uso rutinario en los especias públicos, reservándolos solo para situaciones excepcionales que así lo requieran. Pero, si se trata de un tratamiento más ecológico e igual de efectivo, ¿por qué las empresas no lo aplican por iniciativa propia? "Contra lo que se pueda pensar, usar vinagre doméstico da más trabajo que los herbicidas. Pero otra cosa es que tenemos que respetar la ley", afirma la concejal, en alusión al Real Decreto 1311/2013, que apuesta por un uso sostenible de productos fitosanitarios.

Estos cambios, introducidos ya en zonas como el parque de los Puentes o el Barrio de los Flores, forman parte de una estrategia de la Concejalía que, más a largo plazo, busca "manejar más naturalmente" el espacio público y las zonas verdes. Un proceso que, afirma García, pasa por la reducción de pesticidas tóxicos, por sustituir flora ornamental por otra más adaptada al clima atlántico, por dar entrada a arbustos frutales o por introducir hábitats para fauna, como jardines de mariposas o flores melíferas para las abejas. "Después de años de política de cemento, creo que sería bueno para la flora y la ciudadanía. Queremos volver a recuperar las estaciones", sentencia la edil.