Desde Adincor señalan que hay iglesias como la de San Rosendo, en Os Mallos, que fue de las primeras en ser accesible para las personas con movilidad reducida. Hay otras, sin embargo, que no se lo ponen tan fácil a los que se desplazan en silla de ruedas. La iglesia de San Pedro de Mezonzo, por ejemplo, tiene una buena rampa para llegar hasta el templo, sin embargo, tiene un bordillo casi insalvable para poder acceder al interior. En la misma situación está la iglesia de San Nicolás, que tiene una barrera para las sillas de ruedas en su puerta. En esta contradicción incurren también algunos negocios de la plaza de Lugo.