Precioso concierto de la Banda Municipal que mostró una vez más su capacidad para el virtuosismo individual y colectivo exigido por un programa interesante y de alta dificultad. Comenzó con una amplia suite (ocho números), para vientos y piano, de La ópera de los cuatro cuartos, de Kurt Weill.

Muy bien dirigida por su titular, la agrupación instrumental realizó una magnífica versión; actuó como pianista, María Keilin, que habría de tener otras destacadas intervenciones a lo largo de todo el acto musical.

Rescue (Rescate) es una suerte de poema sinfónico que describe el salvamento, realizado desde un helicóptero, de unos marineros, sorprendidos en el mar por una tormenta; escrita para metales, cuerda y percusión, posee una música sugerente, colmada de ingeniosos recursos musicales, que se escucha con agrado; su compositor, el contrabajista de la Banda, Simón García, explicó brevemente el contenido de la obra y recibió muchos y muy merecidos aplausos.

La marcha eslava, una de las piezas más brillantes que escribió Chaikovsky, resulta de excelente efecto, pero es de muy difícil ejecución para las formaciones bandísticas. Con todo, forma parte de esas obras que nuestra banda, a lo largo de su ya dilatada historia (se halla muy próxima ya a las llamadas bodas de diamante), ha tocado en numerosas ocasiones y siempre con gran éxito; al público le agrada mucho y así lo demostró al finalizar la obra con sus exclamaciones de entusiasmo.

Excelente versión de las tres piezas de la segunda Suite de Jazz, de Shostakovich; incluye el célebre Vals (tan bello como poco adecuado para una suite de jazz), que fue ofrecido como bis.

Finalizó el concierto con una soberbia versión de una de las páginas más difíciles en él incluidas: el poderoso y optimista cuarto movimiento de la Quinta Sinfonía de Shostakovich.