El pasado 4 de noviembre, día en el que el Gobierno local de Marea y el grupo municipal del PSOE acordaron dar la aprobación en pleno a las ordenanzas fiscales de 2016, se abrió una puerta que, en teoría, debía despejar el camino de obstáculos para que el presupuesto de este año fuese pactado por las dos formaciones. Dos meses y medio después de aquel acuerdo escenificado por el alcalde y el portavoz socialista, acompañado por palabras de optimismo respecto a la elaboración presupuestaria, no hay señales meridianas de entendimiento entre fuerzas. El PSOE, más opositor que socio, poco cede en su tango crítico y el pacto para las cuentas sigue en pañales, cuando el deseo era llevarlas a pleno en febrero.

Desde aquel 4 de noviembre, el PSOE y el Gobierno de Xulio Ferreiro se pusieron de acuerdo para modificar las cuentas del año pasado. Pero respecto al presupuesto de 2016 todo, o casi todo, es paralización. A mediados de diciembre el alcalde, Xulio Ferreiro, presentó en rueda de prensa las líneas generales de un proyecto presupuestario de 242,3 millones de euros, con la expectativa de que el acuerdo con el grupo de la oposición se alcanzase en enero. La respuesta del PSOE, ofendido por la comparecencia, tumbó esa previsión: el presupuesto, "insuficiente y genérico", debe negociarse "desde cero", replicó el portavoz, José Manuel Dapena. En un primer momento, los socialistas pusieron el grito en el cielo por haberse ofrecido un documento cerrado sin negociar.

El PSOE volvió a poner tierra de por medio el último día del año. Los concejales socialista José Manuel Dapena y José Manuel García echaron leña al fuego, volviendo a alegar que había que empezar "de cero" y culpando de la prórroga de las cuentas al Ejecutivo. El regidor respondió con dureza, revelando que el PSOE tenía el proyecto de presupuestos desde el 11 de diciembre, a pesar de lo que había rechazado, "una y otra vez", iniciar las negociaciones sin "aducir razón alguna". Atribuyó la situación a una "riña doméstica", al "liderazgo borroso" y a la situación del partido a nivel estatal tras las elecciones.

Una semana antes de Nochevieja, los socialistas habían otorgado su apoyo definitivo en el pleno a las ordenanzas, acompañado, sin embargo, de un discurso lleno de reproches a Marea, con tal tono que el PP les instó a enrolarse en su causa contra el Gobierno municipal. El año nuevo trajo consigo la primera reunión para tratar el asunto. Los socialistas se resistieron a presentar sus previsiones de inversión o líneas de gasto e ingreso en 2016. Alegaron la falta de documentación contable para iniciar las conversaciones bilaterales (el PSOE exige ser el único al otro lado de la mesa).

El regidor informó esa misma semana por carta a Dapena de que tendría acceso a los documentos adicionales, pero una vez recibida no agradó a los socialistas. Nuevos reproches: el PSOE insiste en que la información que se le remite es insuficiente, el Gobierno local la considera abundante. Más demora.

La puerta volvió a abrirse esta semana. Reunión para hablar de ordenanzas culturales pero también con el presupuesto como telón de fondo. El alcalde expresa su deseo de que finalicen los "mensajes cruzados" y se alegra de que les vale la documentación. Se plantea una reunión a dos bandas para hoy, en la que los socialistas avanzan que ya enviarán "no cuatro obras", sino "ideas de progreso y bienestar".

¿Llega el entendimiento? De nuevo, una incógnita, porque el concejal socialista José Manuel García ofreció ayer una rueda de prensa en tono censor para dar un nuevo paso atrás, advirtiendo que los documentos son "una suma de cosas que no presentan nada nuevo" y que falta participación ciudadana. Su compañero, José Manuel Dapena, convoca una nueva rueda de prensa para hoy, día en el que en teoría tendrían que volver a sentarse, sobre el mismo tema.