La polémica sobre la cancelación de la Temporada Lírica le pilló haciendo las maletas y con un pie casi en Abu Dhabi. El gerente del Consorcio para la Promoción de la Música, Andrés Lacasa, ha regresado ya de la primera gira que la Sinfónica hace en siete años y explica las razones de esta suspensión. No elude su responsabilidad, aunque asegura que le hubiese gustado que la noticia se supiese de otra manera y no con un comunicado de Amigos de la Ópera, previo a la gira, filtrando el contenido de un correo electrónico que les había enviado. Aboga por replantearse el festival y defiende que no se pueden sacrificar los proyectos educativos de la Escuela Municipal de Música o de la Sinfónica por programar ópera en la ciudad.

-La Sinfónica acaba de regresar de la gira por Abu Dhabi, ¿cómo fue la experiencia?

-Espectacular. Esta gira ha sacado lo mejor de la institución tanto a nivel artístico como de producción, de equipo técnico... Ha creado también un vínculo, porque Emiratos Árabes está haciendo un trabajo muy importante para fomentar la cultura entre sus ciudadanos. Tiene muchos recursos, pero le falta la otra parte, así que está llevando a grandes artistas para que ellos también aporten su granito de arena. El contacto que tuvieron algunos músicos con alumnos de un colegio fue espectacular. La música es un lenguaje universal, da igual que estés en Monte Alto, en Abu Dhabi o en Nueva York, al final, es un vehículo fantástico para acercar culturas y allí están deseando que Occidente conozca otra parte suya que no tiene nada que ver ni con el terrorismo ni con lo radical.

-Era una gira muy esperada, la primera en siete años.

-Esta orquesta es muy buena y es muy joven y no se nos puede exigir estar en el mismo circuito de las que llevan cien años haciendo giras. Estamos en un momento muy complicado y no hay que olvidar que todas las giras que han hecho las orquestas españolas fuera de España han sido con un gran apoyo económico por parte del Gobierno de turno y generan un déficit muy grande. El hecho de que hayamos podido ir sin generar ese déficit ni un coste al Consorcio es una muy buena noticia. Somos muy ambiciosos y no nos queremos quedar en Abu Dhabi. Tenemos que seguir trabajando para que en el futuro la orquesta pueda normalizar su presencia a nivel internacional. Es difícil, porque las giras de orquesta son muy caras, no solo para la institución sino también para el promotor privado. Hay menos dinero y hay muchos ciclos importantes que están sufriendo la crisis, así que van a lo fácil, a lo que funciona, y no arriesgan.

-Y se llevaron a músicos de la formación joven para esta gira.

-Es un espaldarazo al proyecto didáctico de la orquesta. Han ido no porque sean jóvenes sino porque son muy buenos. Han ido sustituyendo a profesionales que habríamos tenido que contratar de otra forma. Para ellos ha sido una experiencia fantástica y para la orquesta también, porque son canteranos. Iremos trabajando con ellos y, cuantas más oportunidades les podamos dar, mejor.

-Pasado el concierto de Abu Dhabi, que llevaba años programado, ¿cuál va a ser la hoja de ruta de la Sinfónica?

-Esta temporada va a ser muy importante porque celebramos el 25 aniversario. Dima Slobodeniouk [el director de la OSG] está muy contento, el resultado artístico que está consiguiendo es espectacular y a nivel de abonados y de público estamos funcionando muy bien. Lo que queremos es seguir trabajando porque, tarde o temprano, volverán a surgir proyectos importantes.

-Para eso necesitarán mantener o incrementar las aportaciones públicas y privadas, ¿prevén que sea así?

-Hemos vivido unos años muy complicados y, ahora, el Consorcio está funcionando con el presupuesto más bajo de los últimos quince años. Todo el mundo está sufriendo y somos conscientes de que tenemos mucho apoyo político y económico, pero la orquesta para poder seguir creciendo necesita volver a presupuestos de hace años.

-¿Necesita algo más?

-Una de las cosas que más nos perjudica es el tema de la contratación y la reposición de personal laboral. El no poder sacar plazas indefinidas es un hándicap muy importante, porque hay gente joven, y no tan joven, que podría aspirar a formar parte de la orquesta y, por culpa de esas limitaciones que impone el Estado, no podemos hacer audiciones. No hay que olvidar que el Consorcio para la Promoción de la Música abarca la Escuela Municipal de Música, la Orquesta Sinfónica de Galicia, la Joven, los coros, la Orquesta de Niños y la concesión del Palacio de la Ópera. Estamos muy al límite.

-Esta situación económica ha llevado a la suspensión de la venta de entradas de la Temporada Lírica, ¿cómo está ese tema?

-En este momento, lo que está claro es que la decisión que se ha tomado de suspender todas las actividades de la Temporada Lírica es lógica y normal, teniendo en cuenta la información que tenemos. El Consorcio -con representación de la Xunta y de todos los partidos políticos- a finales de noviembre, cuando aprobó el presupuesto de 2016, no tenía ninguna dotación económica para la Temporada Lírica. Era público y todas las decisiones que toma el Consorcio son colegiadas. Lo único que podía hacer era suspender la venta de entradas porque, en este momento, no tenemos presupuesto para afrontar nada de la Temporada Lírica.

-¿No había otra solución?

-Yo sé el perjuicio que se genera cuando se cancelan las cosas, pero no hay que olvidar que el Consorcio ha sido el principal sostén de la Temporada Lírica a nivel de organización, de gestión económica, a nivel, de producción, artístico... Lo lógico es que, quien ha asumido la responsabilidad durante 2015, sea quien tome las decisiones. Los Amigos de la Ópera, como entidad privada, pueden y deben exigir lo que consideren, pero la Temporada Lírica se creó con unas expectativas económicas irreales y me echo también la culpa a mí mismo.

-¿Por qué eran irreales?

-Porque no se han cumplido. Siempre se habló de 2015, nunca de 2016, y ahora todavía estamos pendientes de que nos llegue el segundo convenio de 2015 [450.000 euros que adeuda la Diputación al Consorcio]. Obviamente, esas expectativas económicas eran irreales y nosotros programamos pensando que se iban a cumplir. Es injusto que el Consorcio reclame o se queje a la Diputación cuando la entidad provincial lleva diez años aportando un presupuesto muy importante a sus actividades. Lo que sí que le reclamamos es que agilice el trámite del segundo convenio de 2015 porque ya hemos realizado las actividades. Una vez que eso se firme y recibamos esos fondos, la situación económica se va a normalizar.

-¿Contaban con ese dinero antes?

-Si no contásemos con ese dinero no hubiésemos hecho las actividades. Ahora es muy importante que, en la Junta de Gobierno del Consorcio, hablemos las cosas con tranquilidad y analicemos la situación. Hay que adaptar la programación, cuando se pueda hacer, al presupuesto. Va a haber que hacer menos cosas y, probablemente, con menor presupuesto. Es prácticamente inviable programar a nivel sinfónico y de ópera a través de modificativos de crédito.

-¿Por qué?

-Porque se planifica con un año de antelación. Agradecemos los apoyos y la voluntad política, pero siendo gerente, yo solo puedo trabajar con certidumbre administrativa. Si a mí los funcionarios de la Diputación me dicen que el segundo convenio no se va a poder firmar hasta febrero de 2016, tendré que hacerles caso. Hay que diferenciar la voluntad política de la realidad administrativa. Yo creo que ahora todos tenemos que mantener la cabeza fría, no usar en ningún caso la Temporada Lírica con fines políticos y replantear en la Junta de Gobierno cómo vamos a hacer estas actividades. Los Amigos de la Ópera es una entidad privada y nosotros somos una entidad pública, tenemos objetivos comunes, pero no hay que olvidar que somos entidades distintas, por mucho que los Amigos estén en la junta.

-¿Y cómo se plantea esa reformulación?

-Hay que tomar decisiones colegiadas y sin presionar. Yo no puedo presionar a la Diputación por algo que no existía en 2013 ni en 2014. Estamos hablando de un compromiso que se había planteado para 2015, por lo que no podemos decir que es algo que se llevaba haciendo durante diez años y que ha habido un recorte. Es justo que los cantantes también se posicionen, pero si hay que rebajar las expectativas, lo tendremos que hacer y si en vez de Temporada Lírica tenemos que cambiarle el nombre o volver a lo que había antes, pues tendremos que hacerlo. Por culpa de estas falsas expectativas económicas hemos estado a punto de poner en riesgo la viabilidad de muchas otras actividades del Consorcio. No pueden sufrir ni la Orquesta Joven ni la escuela municipal ni la OSG ni otros proyectos por una iniciativa que se ha visto que tenía los pies de barro.

-¿Pero no había presupuesto para programar 2015?

-No había presupuesto, había un compromiso de, a través de un modificativo, aportar ese dinero. Ese compromiso se firmó en diciembre de 2015 y así no se puede funcionar. Nosotros cuando presentamos los presupuestos del Consorcio tenemos un rango de fiabilidad de las aportaciones públicas, de los patrocinadores y taquilla, que se mantienen en el tiempo, pero no es fiable la hipótesis de que se va a aprobar un modificativo, porque requiere muchos trámites y, hasta que se aprueba de manera definitiva, técnicamente, no existe.

-¿Es justificable mantener la Temporada Lírica por la taquilla que se hace con sus actividades?

-Es muy difícil tener buena taquilla y buena asistencia si no se construye un proyecto a largo o medio plazo, porque hay que consolidar al público. Los inicios siempre son difíciles y, cuando se programa, hay que tener en cuenta esas cosas, porque algunas veces se piensa que va a funcionar algo y no lo hace. Así como la Sinfónica vende muy bien, a la Temporada Lírica, en un estadio tan inicial, le cuesta más atraer público y estamos en un momento económico complicado.

-¿Se programó muy a lo grande, con la representación, por ejemplo, de El holandés errante,

-El error fueron las expectativas, y yo asumo mi parte, porque si alguien ha dado la cara por la Temporada Lírica he sido yo en 2015, con todos los contratos y todo el personal del Consorcio. Las óperas representadas son caras por la cantidad de gente que trabaja en ellas. Hay muchos cantantes, muchos solistas, técnicos, maquilladoras, costureras... gente que, desgraciadamente, lleva tiempo sin poder trabajar. El Festival Mozart dejó de hacer óperas representadas en 2011 porque no le daba el presupuesto. Para el Consorcio, en este momento, es inviable hacerlas.

-Entonces la programación de 2016, ¿está en pausa a la espera de que pase qué ?

-Se ha cancelado toda la actividad de la Temporada Lírica que depende del Consorcio. Aunque es malo, conviene tomar estas decisiones. Si hubiese sabido qué iba a ocurrir en el segundo semestre de 2015, hubiésemos tomado esta decisión mucho antes. Solo se podrá volver a plantear la recuperación de la Temporada Lírica, con ese nombre u otro, cuando haya certidumbre económica y cuando se plantee en la Junta de Gobierno.

-¿Solo quedan en agenda, entonces, las proyecciones de óperas en Afundación?

-Los Amigos de la Ópera tienen autonomía para hacer lo que consideren con sus recursos. Entiendo su frustración porque han perdido muchas ayudas, mucha aportación del Estado. Yo no fiscalizo a Amigos de la Ópera, pero las normas que rigen el Consorcio son muy estrictas y regladas, porque maneja dinero público. Hay miembros de todos los partidos y es a ellos a quienes les he tenido que explicar por qué hemos tenido un desequilibrio tan grande en 2015.

-¿Tendrán que pagar compensaciones a los artistas por esta cancelación?

-No, porque no hay ningún contrato firmado. Genera muy mala imagen, pero es peor no pagar a un artista que has contratado.

-¿Y no habrá programación en esas fechas?

-En el periodo reservado para Salomé, como la orquesta tiene ganas de seguir trabajando vamos a hacer un proyecto didáctico muy potente. El 6 de febrero, José Trigueros, que es percusionista y director, va a montar un espectáculo para familias y, los niños que se porten mejor, hasta podrán dirigir a la orquesta. El Consorcio sigue, esto es un problema, pero tenemos muchos proyectos que funcionan bien.

-Si en 2016 se cancela la programación y se necesita un año para programar, entiendo que en 2017 tampoco habrá Temporada Lírica.

-Hace falta plantearlo mejor, certidumbre económica y que lleguemos a un acuerdo, que no sea una parte la que le exija a otra. Toda la ópera que se ha hecho en esta ciudad ha sido porque alguien puso dinero extra, Caixa Galicia en el caso del Festival Mozart, o la Xunta y el Estado para el festival de Amigos de la Ópera. El Consorcio no se creó para hacer ópera, se creó para gestionar una orquesta sinfónica. Si conseguimos apoyo, fantástico, pero mientras ese momento no llegue, sería una inconsciencia repetir los errores de 2015.

-¿Tuvo algo que ver el modificativo de crédito del Concello en esta suspensión?

-No, son cosas independientes. En 2015 el Consorcio tuvo esa minoración en el presupuesto que, de no haber tenido la Temporada Lírica, hubiésemos sobrellevado mejor. En 2016 hay que empezar de cero y estamos esperando por los presupuestos municipales, porque la prórroga nos perjudica.

-¿Por qué?

-El recorte de 550.000 euros el Concello prevé devolverlo en 2016, pero con la prórroga no está asegurada esa partida. El Consorcio ahora tiene una situación económica mala, porque tenemos retraso con el pago a proveedores, pero mi obligación es que esa situación sea transitoria. Cuando cerremos bien 2015, empezaremos a pensar en 2016, 2017 y 2018 si hace falta. Y el personal también quiere recuperar la parte de la paga extra que le corresponde. Para mí, eso es más importante que hacer o no El holandés errante.

-Los cantantes quieren hacer también una reivindicación pública del festival.

-Es lógico, cada uno tiene que hacer su papel, pero quien más tiene que opinar es el Consorcio. Yo hubiese preferido que esto se quedase en la Junta de Gobierno y que no explotase para sacarle los colores al prójimo.