Uno de los espacios más representativos de la ciudad, la plaza de Pontevedra, se convirtió en enero de 2006 en el primer proyecto para el que el Ayuntamiento tuvo en cuenta la opinión de los ciudadanos para su ejecución. La decisión del Gobierno local presidido por Francisco Vázquez de convocar un concurso de ideas para remodelar la plaza fue aprovechada para incluir entre los miembros del jurado a un representante vecinal, en este caso un miembro de la Federación de Asociaciones de Vecinos de A Coruña y Área Metropolitana.

Fue precisamente el presidente de esta entidad, José Antonio Folgueira, quien finalmente fue seleccionado para expresar la opinión de los ciudadanos sobre las propuestas que se presentaran, que se añadiría a la de arquitectos y miembros del Gobierno local. Para la entonces concejal de Infraestructuras, Mar Barcón, la composición del jurado sería "plural", pese a que Folgueira era miembro del PSOE, el mismo partido que gobernaba el Ayuntamiento, y la entidad que presidía recibía en aquel momento numerosas críticas de parte del movimiento vecinal y de otros partidos por lo que se consideraba como su supeditación al Ejecutivo municipal.

De cualquier forma, la iniciativa dio un salto cualitativo en la participación ciudadana en el diseño de los proyectos municipales, ya que hasta ese momento solo se había requerido antes de que se presentara el diseño definitivo de una actuación o durante su desarrollo, pero nunca a la hora de formar el equipo encargado de seleccionar el proyecto definitivo.

El concurso finalmente se falló en marzo de 2007 y fue ganado por el arquitecto coruñés José González-Cebrián Tello con su proyecto Reflejo del pasado. Las obras comenzaron en abril de 2008 y concluyeron en febrero de 2009 con una plaza de Pontevedra sensiblemente mejorada con respecto a la que se había diseñado a finales de los años ochenta tras la construcción del aparcamiento subterráneo.

González-Cebrián trató de recuperar el carácter que había tenido en el pasado este espacio como punto de encuentro y de paseo para los coruñeses, ya que las reformas realizadas en las últimas décadas habían hecho desaparecer su configuración original al dar prioridad a los vehículos sobre los peatones. El arquitecto propuso la eliminación de la cafetería que ocupaba el punto central de la plaza y la prolongación del túnel hasta el inicio de la calle Juan Flórez, pero el primer punto fue descartado por la indemnización que habría que conceder al concesionario del establecimiento y el segundo se aplazó para una posterior fase que nunca llegó a realizarse. Curiosamente, González-Cebrián fue el ganador del segundo concurso con participación ciudadana, el de La Marina, y con el mismo título, Reflejo del pasado.