Al tiempo que los cantos de coalición electoral entre PSOE y Podemos comienzan a sonar en Madrid, los socialistas coruñeses y la Marea Atlántica reconducen, una vez más, sus relaciones después de semanas de acusaciones cruzadas en los medios de comunicación a cuenta de los presupuestos. La nueva sintonía se tradujo ayer en el apretón de manos estrechado entre el edil socialista, José Manuel García, y la concejal de Facenda, Eugenia Vieito. Lo hicieron con motivo de la primera reunión para acordar los detalles de las cuentas del Concello para este año, que se centró en el apartado de ingresos. Fuentes del Gobierno la calificaron de "muy productiva" y marcada por un entendimiento "casi total" mientras que los socialistas hablan de "avance razonable".

Pese a que no participó en el encuentro, el alcalde, Xulio Ferreiro, abrió la puerta a establecer un "marco de colaboración claro" con los socialistas para evitar nuevos conflictos que dilaten la materialización de acuerdos. "No es positivo que estemos todos los días reprochándonos que si dijiste esto o aquello. A lo mejor hay que clarificar mejor nuestras relaciones para que después no podamos andar buscando excusas", afirmó.

Y es que el choque entre el Gobierno municipal y PSOE, su necesario aliado en la oposición para forjar mayorías frente al PP, no es nuevo. Más bien, ha sido una constante en los siete meses de mandato. Ocurrió con la negociación de los acuerdos de organización municipal, con la modificación del presupuesto de 2015 y con el proyecto de ordenanzas fiscales. Y en todos ellos, el desenlace fue el mismo: acuerdo final entre las dos partes, precedido de un primer episodio de reproches mutuos y un segundo de negociación y consenso.

Pese a esta nueva cordialidad, Ferreiro rechazó establecer paralelismos o relación de causa-efecto entre lo que se acuerda en Madrid y lo que se debate en María Pita. "Son procesos distintos y por lo menos nuestro punto de vista no va a cambiar. Siempre tuvimos clara nuestra voluntad de colaboración y que había que hacer políticas de personas antes que de partidos", señaló, si bien aseguró que un pacto entre socialistas y morados en el Gobierno central sería "positivo para todos".

Al otro lado de la mesa, el portavoz del PSOE municipal, José Manuel Dapena, reconoció este fin de semana en una entrevista en Radio Coruña que el entendimiento con el Gobierno local es "algo mejor", dentro de un marco general de relaciones que, dijo, "no van por donde esperábamos". "En el pleno de investidura dejamos claro que aquello no era un cheque en blanco sino un voto de confianza", arguyó.

En línea con el alcalde, el socialista también se mostró favorable a estudiar un "replanteamiento" de las relaciones con el Ejecutivo municipal con el fin de encontrar "la formula que mejor responda a las necesidades de los coruñeses". Sobre la posibilidad de entrar a formar parte del Gobierno municipal, especialmente ahora que se dibuja en el horizonte un posible pacto a nivel estatal entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, Dapena se limitó a asegurar que ese tema no se ha abordado en las negociaciones, si bien tampoco cerró la puerta a que este asunto se encuentre entre sus pretensiones. "La fórmula que mejor estabilidad ofrezca a los ciudadanos", insistió.

Las conversaciones entre Gobierno local y socialistas continuarán mañana, centradas en esta ocasión en las inversiones en el área de Empleo y Comercio. Ambas partes acordaron el pasado jueves cerrar un calendario de negociaciones, con tres reuniones semanales, para sacar adelante de forma consensuada los presupuestos. Hasta ese momento, el PSOE había criticado la falta de documentación aportada por el Gobierno, "insuficiente" para sentarse a hablar. Los socialistas celebraron que en el encuentro de ayer se les remitiese el anexo de transferencias que habían solicitado y que se les explicase por qué el Ejecutivo prevé una caída de los ingresos, consecuencia del la desaparición de partidas como la Fundación Amancio Ortega y la caída de transferencias de Xunta y diputación.

El alcalde se había marcado como meta aprobarlos en febrero, algo que Dapena ve ahora como "irrealizable". A su juicio, las conversaciones se desarrollarán "sin líneas rojas" en cuanto a las propuestas que se abordarán y en cuanto a los tiempos de la negociación.

Mientras las nuevas cuentas no se aprueben, el Concello tendrá que gestionar la ciudad con los presupuestos de 2015 prorrogados, una medida que no pone en riesgo los gastos corrientes de la administración pero que sí limita la política de nuevas inversiones.