La junta de portavoces celebrada ayer en María Pita fue un reflejo de la ausencia de vías de diálogo en las negociaciones de los presupuestos entre Gobierno y PSOE, después de que estos últimos decidiesen el lunes suspender las conversaciones.

Los socialistas reiteraron ayer sus críticas al Ejecutivo, a quien acusan de no entregarles suficiente información y de anunciar proyectos que todavía no fueron consensuados, mientras que el alcalde, Xulio Ferreiro, insistió en su intención de sacar adelante los presupuestos a través de una negociación exclusiva con el PSOE. En caso de no progresar, el regidor manifestó su voluntad de llevar al pleno las cuentas, durante el mes de marzo.

La ayer elegida nueva portavoz municipal del PP, Rosa Gallego, arremetió contra el equipo de Ferreiro por no incluirlos en las negociaciones cuando los conservadores fueron la fuerza más votada en las últimas elecciones. "Es algo a lo que no damos crédito", aseguró Gallego.

Los socialistas manifestaron al Ejecutivo la necesidad de "reformular" las relaciones que mantienen, si bien no concretaron ninguna propuesta en concreto, y han rechazado de nuevo la oferta del BNG de ejercer como mediador al entender que la iniciativa "debe partir del Gobierno". El portavoz de la formación, José Manuel Dapena, remitió también ayer a los militantes de la agrupación coruñesa una carta dando su versión de los hechos sobre las negociaciones del presupuesto y acusando al Ejecutivo de "deslealtad".

En la junta de portavoces de ayer, el alcalde también puso sobre la mesa una propuesta para reducir la duración de los plenos municipales. En concreto, Ferreiro planteó al resto de partidos la posibilidad de reducir de tres mociones por grupo a solo dos y, en los tiempos de las preguntas orales, conceder solo tres minutos para preguntar y responder, y no seis, como hasta ahora.

Los socialistas rechazaron esta iniciativa y acusan al Ejecutivo de "querer limitar" la defensa de cuestiones "que afectan a los ciudadanos". La concejal del BNG, Avia Veira, cree que no es necesario reducir los tiempos de control al Ejecutivo y apuesta por partir el pleno en dos días: una primera sesión ordinaria, a la que el Gobierno suele llevar sus proyectos para aprobación, y una segunda extraordinaria, en la que se desarrollarían las mociones, las preguntas orales y el turno de intervención ciudadana, todo ello en horario de tarde.

El Gobierno municipal acusa al resto de partidos de "negarse a colaborar" en cualquier propuesta dirigida a reducir la duración de las sesiones. "No hay que olvidar que la duración de los plenos viene derivada de que, en la actualidad, no existan bloqueos a ningún debate, todo lo contrario de lo que era norma en anteriores mandatos", aseguran desde el Ejecutivo.

La excesiva duración de los plenos se convirtió en un problema en las últimas sesiones a la hora de fomentar la participación de vecinos que querían hacer uso del escaño ciudadano. El último pleno, de hecho, se cerró sin que ninguna persona solicitase intervenir.