Al entierro de la sardina acudieron personajes ilustres de la ciudad e, incluso, deportistas. Entre ellos destacó el deportivista Celso Borges, quien acompañó a la comitiva fúnebre y a las plañideras que lloraban el fin del Carnaval. Borges le restó cierto protagonismo a la sardina en algunos tramos del recorrido, pues los más deportivistas se fijaban más en el mediocentro. El jugador, que fichó el pasado mes de enero, se adapta perfectamente a las tradiciones de la ciudad. Ahí estaba, como uno más, dándole el último adiós al Carnaval, representado por la quema del Dios Momo y el entierro de la sardina.