Los dueños del cobertizo en el que permaneció secuestrado el maderero alegaron que desconocían que estaba retenido. Así, culparon a su yerno y al hermano de éste de engañarlos diciéndole que era un amigo que se iba a quedar "uno o dos días" porque tenía "problemas con su mujer". El matrimonio de sexagenarios retornado de Francia aseguró que no sospechó que el empresario estuviese secuestrado a pesar de que estuvo encerrado en su cuadra situada en su finca, al lado de su casa, sin luz y sin agua. La pareja insistió en que no cobró por retener a Diéguez en el galpón. "A mí no me dieron ningún dinero ni me hace falta. Trabajé toda la vida muy duro en Francia", destacó el dueño de la casa, quien afirmó que se sentía "intimidado" por el hermano de su yerno, J. Mejuto. El procesado acusado de transportar a la víctima, golpearla y amenazarla con una pistola solo reconoció haber conducido el coche. Así, alegó que lo hizo porque J. Mejuto lo amenazó con hacer "daño" a su hijo.