El 25 de julio de 1966, José Godoy Malvárez, un sacerdote de 33 años que ya había sido vicario en la iglesia de San José y dado clase en el seminario menor de Santiago, inauguró la parroquia de San Antonio. Dio la primera misa en una capilla del colegio de la Grande Obra de Atocha, regido por las Hijas de la Natividad. Cincuenta años más tarde, la parroquia ha vivido la expansión urbanística de la ciudad y el posterior envejecimiento de la población, sus fronteras han cambiado, y el templo, tras dos traslados, se encuentra en la avenida de Finisterre. Pero José Godoy continúa impartiendo los sacramentos de San Antonio, como lleva medio siglo haciendo ininterrumpidamente.

Cuando nació la parroquia, explica Godoy, cubría un terreno mucho más grande que actualmente. De acuerdo con Carlos García Cortés, autor de Templos coruñeses, sus fronteras iban desde la cala de Bens hasta la avenida de Finisterre. Godoy era responsable del bienestar espiritual de los que vivían en la actual Agra do Orzán, O Ventorrillo, las dos Silvas, Fontenova, A Moura, San José, Bens y Comeanda. Pero, según recuerda el párroco, buena parte de este terreno estaba por urbanizar, con "casas dispersas".

El cambio de década trajo una evolución importante. El sacerdote rememora un "boom" de la construcción que empezó a incorporar a su parroquia a centenares de parejas jóvenes, en muchos casos inmigrantes del entorno rural. La congregación se multiplicó, y Godoy calcula que llegó a tener a unos 18.000 coruñeses en su grey. "En los años setenta y ochenta llegamos a tener a un millar de niños en catequesis", señala. "Y calculo que llegamos a pasar de los quinientos bautizos al año".

El templo se trasladó en torno a 1970 desde la Grande Obra a un local del número 13 de la calle Barcelona, cedido por Caixa Galicia, debido a la construcción del polígono de O Ventorrillo. Iba a ser una solución provisional, pero se prolongó durante más de dos décadas. Para atender mejor al culto y a la catequesis de los parroquianos del Agra do Orzán se alquiló otro local en la calle Entrepeñas, y también un piso en la calle Panamá.

A partir de 1976 San Antonio empezó a dividirse. De la parroquia surgieron San Miguel, San Francisco Javier, Nuestra Señora del Pilar y O Nadal do Señor. Al mismo tiempo, la congregación ha ido envejeciendo. "Muchas de las familias de jóvenes de aquellos años ya son abuelos, y ahora le doy el primer sacramento a sus nietos y bisnietos", señala el sacerdote, que en 2014 solo realizó 24 bautismos, menos de los que llegó a hacer, hace décadas, en un solo sábado.

A mediados de los años 80 se empezó a negociar la construcción del templo actual, situado en el número 256 de la avenida de Finisterre y que abrió en 1992. La Iglesia permutó unas fincas que poseía en Os Castros por el terreno que antes ocupaba el cine Finisterre. "No queríamos que el proyecto fuera un edificio con un local destinado a la iglesia", explica Godoy, "sino una iglesia con viviendas".

Celebra tener unos parroquianos con una participación "muy alta" en las actividades de la parroquia, y también "muy plural y generosa". Las contribuciones de su congregación le han permitido "duplicar" el espacio de la parroquia desde la construcción del templo.

El párroco de San Antonio nació en Noia en 1932 ("soy republicano" bromea en referencia a la fecha) y cumplirá los 84 años el próximo 3 de febrero. Debido a su edad, Godoy ya presentó en dos ocasiones su renuncia, pero el obispo le pidió que permaneciera en su puesto, ya que se mantiene bien de salud y actualmente escasean a sacerdotes. Godoy aceptó continuar, ya que, como señala, su vocación es un "servicio". Al futuro solo le pide que la parroquia "siga creciendo".