Un puerto con tren es de vital importancia para su rentabilidad. Este enunciado se le ha escuchado en varias ocasiones al presidente de la Autoridad Portuaria, Enrique Losada, desde 2009, cuando el enlace ferroviario a la dársena exterior empezó a proyectarse. El Gobierno local anterior también se dedicó a resaltar esa relevancia operativa. Porque una conexión por ferrocarril permite agilizar el tráfico de graneles y mercancías. Dado que en punta Langosteira se instalará en un futuro Repsol -el traslado del 60% de su actividad está previsto en abril de 2018- y el puerto exterior es y será muelle de atraque de cargueros y petroleros, la construcción de una línea ferroviaria reforzaría su aspiración de ser puerta de entrada a Europa de las exportaciones de mercados estratégicos y dinamizaría el transporte de mercancías.

Esa importancia subrayada por activa y por pasiva -"me consta que la ministra de Fomento sabe que un puerto exterior sin tren es un puerto cojo", dijo Losada en 2013- no se ha traducido ni en grandes partidas presupuestarias del Estado ni en claros avances en las inversiones del Puerto ni en ayudas a través de programas de movilidad de la Unión Europea, que ha tumbado las solicitudes del organismo. Ahora parece que el tren a Langosteira apura su ritmo, ya que el ente portuario prevé adjudicar antes de este verano el proyecto constructivo del tren a Langosteira. Antes, mayo será el mes límite para que una empresa pública valore todas las ofertas presentadas para redactar el diseño de la obra.

Establecer plazos más avanzados es más difícil. Las previsiones de años anteriores no fueron acertadas, ya que el Puerto marcó el periodo 2013-2015 para la elaboración del proyecto y 2017 para su ejecución, al tiempo que las inversiones anuales del Gobierno central eran de solo 50.000 o 65.000 euros. El Estado, que para 2016 la subió a 2 millones, aseguraba hace un año haber gastado solo 430.000 euros.

El Plan de Empresa 2016 del Puerto revela más peso presupuestario para el tren: 8,2 millones hasta 2020, de los que 2,2 se reservan para 2016, cuando se redactaría el proyecto. Este cifra de inversión se queda no obstante bastante lejos de los 132 millones de coste total estimado de la infraestructura.

La importancia del tren a Langosteira es incuestionable, pero choca con la lentitud de los plazos -pese a que varias empresas ya operan y el traslado parcial de Repsol se completará en dos años- y el estancamiento de otros trámites necesarios, ya que la declaración de impacto ambiental para la ejecución del enlace está paralizada por Medio Ambiente desde octubre.