El Gobierno local debe de tener ya el dedo sobre la tecla para activar las opciones B, C, D... que el alcalde había anunciado para el caso, ahora más factible que hipotético, de que la oposición le impidiera aprobar un nuevo presupuesto municipal. Al fracaso en las negociaciones unilaterales con el PSOE, al que concedió el estatus de socio preferente que le demandaban los socialistas, se une ahora el de las conversaciones con el Partido Popular. Solo el BNG se mantiene en la partida después de haber presentado propuestas cuantificadas y detalladas que el Gobierno local de Marea Atlántica se ha comprometido a aceptar "en su mayoría".

El BNG, con una única concejala, Avia Veira, ha demostrado capacidad de diálogo extrema, pidiendo primero la información y formulando después propuestas detalladas, con consignación presupuestaria especificada para cada iniciativa. Partido Popular y PSOE no llegaron a formular ni una sola sugerencia con presupuesto concreto. Alegan falta de medios para poder hacerlo, pero omiten que, en sus etapas en la oposición, sí las formulaban cuando presentaban alegaciones a los presupuestos tras la aprobación inicial en el pleno.

En esta última etapa de la negociación, llama la atención la estrategia del PP de exigir que los medios de comunicación estuvieran presentes en sus reuniones con el Gobierno local por la supuesta tergiversación del contenido de los encuentros que le achaca a Marea, algo que el Gobierno local niega. Acostumbrados al doble discurso político, en el que las versiones en privado suelen diferir de las declaraciones en público, la presencia de los periodistas en estas reuniones no parece garantía de que la negociación fuera a mejorar porque sus protagonistas estarían más preocupados de buscar el hueco mediático que el acuerdo político. Si de lo que se trataba era de levantar fe de lo que se dijera en la mesa, bastaría con encomendar la tarea a la oficina municipal de actas.

Pero, además, el PP reclama una transparencia que solo aplicó en el primer año de su mandato. En los tres siguientes se dedicó más a la propaganda que a la información, entorpeciendo el trabajo de los periodistas, negando la mayor parte de la información que se le solicitaba y llegando a pagar por entrevistas al alcalde, Carlos Negreira, en unos medios de comunicación mientras se las negaba a otros.