Pocos meses después de cumplir medio siglo de actividad, el año pasado, la autoescuela Sousa inicia una nueva etapa con el final de su situación concursal tras haber cambiado de propietario. La empresa, que estaba en concurso de acreedores desde el 7 de julio de 2015 por falta de liquidez, pasó a otras manos el pasado 18 de febrero: tendrá un código de identificación fiscal (CIF) diferente, aunque mantendrá el mismo nombre comercial con el que nació y se asentó en la ciudad, Sousa, según informan sus nuevos responsables.

El negocio, que llegó a tener cuatro locales, mantendrá el único con el que contó en los últimos años, el de la calle Méjico. Ampliará personal, ya que son insuficientes los cuatro trabajadores que tiene ahora para el aumento de matrículas y de demanda en lista de espera que aseguran sus dueños que han tenido en los últimos meses. También prevé hacer una pequeña reforma en la instalación.

El administrador concursal en cuyas manos quedó el futuro de la autoescuela a mediados del año pasado desvinculó por completo en noviembre al anterior propietario, quien un mes antes admitía a este periódico que, aunque las matriculaciones habían aumentado, se daba de plazo hasta el próximo verano para mejorar la situación de la empresa. Desde entonces hubo más de un interesado en hacerse con el negocio y la adquisición de la autoescuela se culminó hace unos días. Con la compra, apuntan los nuevos dueños, quedan liquidadas -o prácticamente a punto de liquidarse- las deudas.

La autoescuela Sousa, que se hizo muy popular a finales de los años ochenta por ofrecer matrículas a precios bajos con respecto a otras firmas, prevé mantener las tarifas populares y ofrecer cursos intensivos teóricos gratuitos todas las semanas.