-¿Qué papel desempeña Arquitectos sin Fronteras en el plan del Ayuntamiento para erradicar el chabolismo y facilitar el acceso a la vivienda?

-Hemos participado en la elaboración del plan, hemos estado en el meollo. Trabajamos de forma conjunta con el Gobierno local y con otros expertos aportando la experiencia y el conocimiento que tenemos de la situación de los poblados.

-¿Qué soluciones plantean para acabar con los asentamientos?

-El plan se presentará en cada asentamiento a partir de la próxima semana y en cada uno se explicarán los pormenores. Lo que proponemos se basa en las reivindicaciones que nuestro colectivo siempre ha hecho: que los chabolistas tengan vivienda, derecho a la sanidad, a la educación y al trabajo como cualquier otro ciudadano. De lo contrario, seguirán eternamente siendo unos mantenidos.

-¿Qué pasos hay que dar para alcanzar esos retos?

-Hay que empezar a normalizar una situación que desde todo punto de vista es anormal. De entrada, facilitar una vivienda. La vivienda es parte primordial, la llave de todo esto. Pero el plan enfoca todas las patas para que esta gente consiga su emancipación, para que empiecen a ser dueños de su vida y de sus actos y se desenvuelvan como el resto de los ciudadanos.

-¿Por eso articula el plan la empresa municipal de vivienda?

-Lo centraliza Emvsa porque en principio es un problema de vivienda, pero participan las concejalías de Igualdade, Rexeneración y Xustiza Social. Se trata de que el trabajo se vaya combinando y de que no haya reinos de taifas cada uno por su lado. Hay que romper muchas barreras dentro de las concejalías, como hubo siempre en gobiernos de todos los colores y con uno o varios partidos. El problema es del Ayuntamiento y el Ayuntamiento es todo, no solo un departamento.

-Se empieza en A Pasaxe.

-Es la actuación más inmediata, por la sentencia que obliga a desalojar el poblado para derribar la nave de La Toja. A partir de ahí se trabajará en As Rañas y O Portiño.

-Hace un año el edil de Servicios Sociales del Gobierno local del PP cifraba en 21 las familias realojadas en A Pasaxe. ¿Hubo más realojos desde entonces?

-Del poblado de A Pasaxe se realojaron a unas 15 familias, pero las dos últimas regresaron al cabo de un mes. Bailan las cifras. Allí la población es más o menos estable, de unas 40 familias. No hubo muchos cambios, los números que se dieron no respondían a la realidad, eran puro marketing.

-¿No mejoró entonces en nada allí la situación?

-Estamos en la misma situación que hace ocho años. Y tampoco variaron las expectativas durante el mandato anterior. Ahora parece que se va a querer, no digo ya solucionar el problema, pero sí por lo menos sacarlo adelante. Y ahí estaremos nosotros, aportando lo que haga falta al Ayuntamiento, como siempre quisimos hacer.

-¿No lo pudieron hacer antes?

-Veíamos desde fuera que lo hacía un solo departamento, Servicios Sociales, y el resto de concejalías poco intervenían. Nosotros intentábamos trabajar con ellos pero prácticamente era imposible, parecíamos una especie de apestados que estábamos ahí molestando. Creemos que la ciudadanía tiene que participar en los problemas de la ciudad e intentar resolverlos.

-¿No hubo trabajo eficiente por parte del PP?

-No merece la pena volver la vista atrás, los resultados están ahí. Tuvieron una visión continuista y los logros prácticamente no existieron porque la situación en cada asentamiento sigue igual. Ahora hay un plan y una intención, también herramientas. Ahora bien, hace falta tener valor para llevarlo adelante porque no va a ser fácil. Es una cuestión de valor.

-Al comienzo del nuevo mandato municipal, ustedes reclamaban tener ideas claras y un equipo potente de personas para acabar con los poblados chabolistas. ¿Aprecian ahora que se puede llegar lejos?

-Tenemos bastante cautela porque hemos escuchado muchas cosas en muchos años. Hay un plan y voluntad para llevarlo a cabo. Nosotros estaremos siempre del lado de la población. Ojalá funcione porque es una mejora para la ciudad y porque no se concibe que a estas alturas en Galicia haya una población chabolista brutal y sin visos de solucionarse. Acabar con el chabolismo es una meta de esta ciudad.

-¿Qué demandas o requisitos dirigidos a los chabolistas recoge el plan?

-Queremos que siempre haya seguridad jurídica en todos los pasos que se vayan dando y que la gente no quede vendida por posibles arbitrariedades que se puedan cometer. Vigilaremos eso. Cuando hay un contrato hay obligaciones y derechos y la gente va a tener que poner de su parte. Por lo que yo conozco, y llevo años metido en esto, los chabolistas tienen ganas de salir de esa situación en la que viven. No es confortable. Ni tampoco que esta gente reciba constantemente ayudas y que se lo recuerden.

-¿Advierte si ha crecido o decrecido la voluntad de los residentes de salir de donde están?

-Hay muchos que nacieron allí y les asusta lo desconocido, porque ese es su mundo y los cambios grandes les dan cierto miedo. Pero la mayor parte de la gente con la que tratamos quiere salir de allí. Solo falta hacer las cosas bien.

-¿Cree que hoy en día encuentran más o menos facilidades para salir con un medio de vida?

-El plan recoge estudiar alternativas al medio de vida según las habilidades que tiene cada uno. No se va a esperar que alguno termine de físico nuclear en Houston, está claro. Nosotros pusimos en práctica el programa Mulleres Colleiteiras y demostramos que con casi nada pero con el esfuerzo de mucha gente y voluntad se puede sacar un proyecto adelante. Si tienes el respaldo de un Concello o de la comunidad, lo sacas adelante porque hay interés. Eso se ve, pero es muy lento y requiere muchísimo esfuerzo. Es una cuestión de oportunidades.