La inusual estampa de la avenida del Metrosidero, en A Maestranza, libre de coches aparcados en las aceras apenas ha durado un día. Ayer, los automóviles volvían a invadir el espacio reservado a los peatones, como habían hecho durante los últimos años sin que nadie le pusiera remedio. El paisaje de aceras solo para viandantes supuso solo un espejismo el mismo día en que el Ministerio de Defensa terminó de vallar la última parcela que le quedaba por cerrar al estacionamiento. Ayer, los coches volvían a campar a sus anchas y obligaban a los peatones a, en algunos lugares, saltar a la calzada para continuar su camino.