La Xunta ha abierto al marisqueo la ría de O Burgo, que había vetado el 17 de febrero por altos niveles de hidrocarburos en los bivalvos. Los resultados de esta semana revelan que los índices contaminantes han bajado, por lo que se autoriza, de nuevo, la extracción. El portavoz de la Agrupación de Mariscadores a Pé de la Cofradía de Pescadores, Manuel Baldomir, estima que cada uno de los 64 trabajadores que estaban censados para faenar en el mes de febrero, perdió 85 euros por día de trabajo perdido. En total, dejaron de ingresar 27.200 euros.

El plan de explotación del mes pasado era de diez jornadas, por lo que los mariscadores perdieron la mitad de su tiempo productivo. "El cierre coincidió con unas mareas muy buenas, porque el mar bajaba mucho. Es una situación calcada a la que vivimos el año pasado", explica Baldomir. Hace referencia al cierre que sufrió la ría durante quince días el mes de febrero del año pasado, al que, después siguió unos días de apertura, y un nuevo veto de casi un mes, que se inició el 7 de marzo y que, en sus primeros días afectó a toda la ría de A Coruña, desde la Torre de Hércules hasta Mera.

Baldomir se teme que la situación vuelva a repetirse y que los próximos análisis vuelvan a dar resultados altos en contaminación de hidrocarburos y que se paralice, de nuevo, la actividad extractiva. Incide en que los afectados no son solo los mariscadores censados para trabajar sino también la propia Cofradía de Pescadores, que ingresa un porcentaje de las ventas de los mariscadores y que, con estos parones en la actividad, pierde poder adquisitivo. El pósito se vio obligado en 2012 a plantear un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) a sus trabajadores por el descenso de los ingresos recibidos. "Esperamos no tener que enfrentarnos una vez más a esta situación", comenta Baldomir.

La comisión de investigación creada a principios de 2015 -integrada por las consellerías do Mar y de Medio Ambiente, el Concello de A Coruña, la Autoridad Portuaria y la Guardia Civil- atribuyó este cierre, como otros dos sufridos durante el año pasado, a "contaminación difusa". Esto quiere decir que no existe un foco de vertido sino que los "episodios de fuertes lluvias" arrastran hacia las aguas de la ría estos hidrocarburos, que están depositados al aire libre.

Los mariscadores se muestran escépticos con esta explicación, ya que aseguran que los ceses de actividad coinciden con los mayores picos de actividad de la refinería de A Coruña y no con los periodos de más precipitaciones. "Hay lluvias más fuertes a lo largo del año y no se cierra la ría, no suben los hidrocarburos", explica Baldomir. Es por ello por lo que los mariscadores solicitarán una reunión con los responsables de Repsol.

"Casi en el medio de la ría está el puente de A Pasaxe, por el que circulan a diario miles de coches soltando contaminación por los tubos de escape continuamente; sin embargo, los análisis del año pasado, dieron valores más bajos que en zonas más alejadas del puente y más cercanas a la refinería", comenta Baldomir, que no acusa a la factoría directamente, pero que ve "indicios" que le hacen "sospechar".

El colectivo profesional pedirá al Intecmar que se realicen muestreos en puntos que están fuera de la red de análisis del Instituto Tecnolóxico para o Control do Medio Mariño de Galicia (Intecmar), como San Roque o Suevos. Según explicó a este diario la Consellería do Mar, San Roque y San Amaro se analizaron el año pasado de manera excepcional, al ver que había aumentado el nivel de hidrocarburos en los bivalvos de la ría y, si bien se mantuvo este año el punto de muestreo de San Amaro, no se incluyó el de San Roque en el plan de muestreo.

Los mariscadores solicitarán al instituto que recoja muestras en las zonas cercanas a la refinería para comprobar con datos si, tal y como afirmó la comisión el año pasado, los altos índices de hidrocarburos no tienen nada que ver con la presencia de Repsol en las inmediaciones de la ría.

Los cierres por altos niveles de hidrocarburos se han incrementado desde el 1 de septiembre de 2012, con la entrada en vigor de la normativa europea que regula estos niveles de contaminación en los bivalvos. Los valores requeridos ahora para que los moluscos sean aptos para el consumo humano son más bajos que los que permitía la anterior normativa.