Además de polígonos truncados llenos de licencias caducadas y de desarrollos urbanísticos que casi no han merecido un desbroce, el paisaje coruñés luce ilustres esqueletos y otros que ni alcanzan tal condición. Como el encofrado de Tabacos. Solares céntricos que otrora fueron públicos, privatizados con la venta de la empresa estatal y que permitieron a Altadis llenar el cepillo con 79 millones de euros. ¿Para qué? Después de siete años como parking de grúas, se vislumbra algún solitario obrero de forma intermitente en su interior. Uno de los escasos entendimientos del pleno del lunes alineó a PP, Marea y BNG en contra de la construcción en los terrenos de Defensa en A Maestranza (el PSOE decidió abstenerse). Este Ministerio ha iniciado su subasta a través de una entidad que gestiona, a modo de inmobiliaria, las propiedades que han perdido su uso militar. Suelo público, no hay que olvidarse, que acabará en manos privadas (algo amparado por el ordenamiento municipal). Vistos los plumachos que medran en solares como Tabacos y con un parque de 19.000 viviendas vacías, es difícil identificar cuál es el beneficio que obtiene la ciudad de la venta de los terrenos, con un precio de salida de 24 millones de euros. Más inescrutable aún cuál es el servicio público que está ofreciendo el Gobierno central a los coruñeses con dicha subasta y cuál la legitimidad política para realizar una operación urbanística con un espacio ocupado en su día para un supuesto fin común. Un lugar que, además, es ahora municipalmente necesario, no para añadir 290 pisos más a un mercado colmado, sino para el bienestar de los vecinos y la protección del patrimonio arquitectónico y cultural de una Ciudad Vieja que tiene que liberarse de una vez por todas del tráfico rodado.