Un vecino de A Coruña, su mujer y su padre fueron condenados por enfrentarse a agentes de la Policía Nacional el 14 de agosto de 2011 a las 18.30 horas en la avenida de Finisterre. El imputado evitó ingresar en prisión a condición de que no delinca en los próximos tres años. Sus familiares también llegaron a un acuerdo de suspensión de la pena con la juez, por lo que permanecerán en libertad siempre que no delincan en dos años.

Durante la trifulca, en la que cuatro funcionarios resultaron heridos, los policías se vieron obligados a sacar sus armas y los sospechosos consiguieron arrebatarles una defensa y unas esposas, con las que los golpearon. La reyerta se originó cuando se presentaron en la zona, a requerimiento de los vecinos, dos miembros del 091 para indagar sobre una furgoneta "sospechosa" que estaba estacionada a la altura del número 63 de la avenida de Finisterre.

Cuando realizaban comprobaciones sobre el vehículo, se presentó el imputado, quien sin mediar palabra los insultó y les espetó: "¿Qué os creéis, que por ser policías me podréis mirar en la furgoneta? Me habéis robado". Los funcionarios le pidieron que se identificase, ante lo que reaccionó bajándose los pantalones varias veces. Entonces, le requirieron que cesase en su actitud, pero el procesado, sin más, se acercó y agarró a uno de ellos por la camisa. Después, se dirigió a la furgoneta y sacó un serrucho de un metro de largo con el mango de madera, lo exhibió hacia los policías e hizo gestos de agredirles con él, al tiempo que los amenazó con frases como: "¡Os voy a matar!, ¡os voy a cortar por la mitad". Los funcionarios, según consta en la sentencia, se vieron obligados a sacar sus armas porque el condenado se acercaba cada vez más a ellos. De esta forma, consiguieron que tirase el serrucho al suelo.

El sentenciado, sin embargo, continuó encarándose con los policías y forcejeó con ellos cuando iban a detenerlo. Durante la pelea, un agente se cayó al suelo encima del imputado, quien le mordió en el hombro mientras intentaba arrebatarle el arma reglamentaria del interior de la funda. El policía consiguió evitarlo. En ese momento, acudieron a la zona la pareja y el padre del condenado.

La acusada, al ver que su esposo estaba en el suelo con un funcionario, se acercó y le propinó golpes al efectivo del 091, a quien consiguió arrebatarle las esposas. Su suegro agredió al otro agente y consiguió tirarlo al suelo, cogerle la defensa y golpearlo con ella. La procesada también pegó a uno de los policías con las esposas. La pelea entre los tres procesados y los dos agentes terminó cuando llegaron a la zona otras patrullas de la Policía Nacional para auxiliar a sus compañeros. Durante el arresto de los tres sospechosos algunos efectivos resultaron lesionados, ya que opusieron una fuerte resistencia, propinándoles empujones, patadas y puñetazos. Además, los amenazaron de muerte.

El retraso en la tramitación del procedimiento judicial provocó la rebaja de la condena de los detenidos, a los que se les aplicó la atenuante de dilaciones indebidas. Además, se tuvo en cuenta la atenuante de reparación del daño, pues hicieron efectivas las indemnizaciones a los agentes antes de la vista. Los imputados llegaron a un acuerdo con la Fiscalía antes del juicio, por lo que no se celebró y la magistrada dictó sentencia oral en la sala. Los acusados se declararon culpables y aceptaron no ingresar en prisión a condición de no delinquir en los próximos dos y tres años. Además, deberán indemnizar a los cuatro agentes que recibieron asistencia médica con 5.010 euros.