Los vecinos de Os Castros tienen muy claro que uno de sus puntos de relación es la parada de autobús del mirador de Os Castros. Tienen de todo. Vecinos que bajan a la compra y charlan un rato con el carnicero, jubilados que se sientan en los bancos de la acera y esperan a ver el día pasar, parejas que van a la iglesia, jóvenes que esperan a que sus amigos vengan de Sada o que se marchen para Oleiros y matan el tiempo en las terrazas de las cafeterías y hasta trabajadores apurados que compran el pan o que entran y salen del Gadis con la compra de la semana en las manos, con la certeza de que se han dejado algo atrás y que tendrán que volver a bajar, otra vez, a la carrera, para enmendar su error.

María del Carmen es usuaria del bus urbano y del metropolitano y es de las que piensan que las marquesinas de la rotonda de Os Castros son un punto de relación importante. "Siempre hay gente", explica, aunque no toda tenga ganas de hablar ni de contarse cómo le ha ido el día. En los bancos, alejadas del bus, pero en la explanada, se sientan también dos estudiantes. Han quedado con unas amigas en el mirador y un grupo de jóvenes de Camariñas, Viveiro y Fisterra esperan a que el bus les lleve a la Laboral. Es una mañana más en el que los vecinos reconocen como un punto de encuentro, tanto es así, que en Navidad, la carnicería hace un sorteo de cestas y se llena toda la explanada de residentes y llegados a la fiesta.