La existencia de un jardín en el recinto del convento de las Bárbaras hace que de vez en cuando se realicen quemas de rastrojos que son visibles desde los alrededores. Pero la de ayer debió ser mucho mayor de lo normal, ya que la humareda era perceptible a gran distancia e incluso era molesta para los viandantes en la zona más próxima al convento, a lo que contribuyó la ausencia de viento que la disipara.