El director de la Escola Técnica Superior de Arquitectura de la Universidade da Coruña (ETSAC), Fernando Agrasar, alerta de que los problemas de circulación tras la entrada en funcionamiento del túnel responden, sobre todo, a la falta de planificación a la hora de la construcción de la infraestructura.

-Tras la entrada en funcionamiento del túnel de la Marina, ¿cree que hay que hacer cambios en la zona para mejorar su aprovechamiento?

-Estos días destaca el problema del reajuste del tráfico. La infraestructura del túnel ha cambiado los flujos de la ciudad y eso evidencia una obviedad y es que, una infraestructura tan costosa como el túnel de O Parrote-La Marina, no se hizo con una planificación amplia, no solo de su entorno inmediato sino también del resto de la ciudad. En el Cantón Grande, ahora, hay muy poco tráfico, los coches no pueden dar la vuelta... Se dan unas circunstancias que deberían estar previstas a la hora de abordar la construcción de una infraestructura tan costosa.

-¿Qué se podría hacer en ese espacio que ahora dejan libre los coches en los cantones?

-Una apropiación por parte del peatón del espacio del coche. Muchas veces nos dejamos llevar por ese horror vacui tan occidental de que, en cuanto hay algo vacío, hay que llenarlo con algo. Primero, hay que pensarlo muy bien, después, experimentar con las dinámicas que se producen ahí y vencer la tentación de ocupar con algo el espacio público inmediatamente.

-El Gobierno local habla de ganar espacio para los peatones, ¿cómo se hace? ¿con la ampliación de aceras?

-Eso parece inmediato, ampliar el espacio del peatón y reducir la superficie de circulación de tráfico.

-¿Hay que esperar a que se asienten los nuevos flujos de tráfico tras estos cambios para ver qué calles son las que más se congestionan antes de tomar más decisiones sobre el centro de la ciudad?

-Las cosas, al final, siempre acaban asentándose, con retenciones, lentitudes... En su momento hubo un debate sobre la necesidad o no del túnel, pero, ahora ese debate ya no toca, porque ya está aquí. Avancemos. El túnel se construyó sin planificación y sin tomar las medidas necesarias para las modificaciones del flujo de tráfico que, naturalmente, se iban a producir.

-¿No se aplicaron, por ejemplo, cambios en las rutas de los autobuses urbanos que tendrían que haberse previsto?

-Claro, ni buses, ni sentidos de circulación... Estas son las medidas más inmediatas y más fáciles. No es una crítica a los responsables municipales actuales. Los tiempos de las decisiones políticas son de cuatro años, los que van de unas elecciones municipales a las siguientes. Los tiempos de las obras son los de las contrataciones. Estamos actuando de una manera parcial y aislada cuando, realmente, deberíamos planificar a medio plazo, con una amplitud de miras mayor. Ahora hablamos de esto pero, ¿en cuánto tiempo el puerto, que ahora está cerrado y sin conexión con la ciudad va a ser espacio urbano, con equipamientos y espacios públicos? Habrá que contemplar la transversalidad. Y la transversalidad no la fomenta el túnel sino que concentra y dirige, todavía más, el tráfico, con lo que esto supone.

-¿Qué supone?

-Un pequeño accidente en la entrada del túnel significa, inmediatamente, el colapso de todo el centro de la ciudad. Para los problemas de tráfico, las soluciones se conocen desde hace mucho tiempo: diversificar, fomentar el transporte público, multiplicar los recorridos para que haya más alternativas, bolsas de aparcamientos disuasorios... Ante la situación que tenemos ahora no podemos seguir aumentando las capacidades de tráfico. Habrá que buscar soluciones y alternativas al coche privado.

-¿Y hay alguna solución para la urbanización de la Marina?

-Parece que la encontramos todos muy desolada. El problema para todo lo que se puede hacer en la Marina, como por ejemplo poner más árboles, es lo que hay debajo. Peatonalizar siempre es bueno, la manera en la que se organiza ese espacio se puede cambiar con el paso del tiempo. Estamos acostumbrados a ver la zona de la Marina muy parcelada y era imposible transitarla y ahora es un espacio abierto. No estamos acostumbrados a un espacio abierto tan amplio en la ciudad. A mí no me parece un problema. Hay que darle un tiempo para que la propia dinámica del lugar pueda generar otra reordenación del espacio.