La Junta de Gobierno Local inició el 17 de abril de 2006 los trámites para solicitar que el entorno de la calle Fernández Latorre, el grupo de viviendas del Carmen y también la Sagrada Familia fuesen declaradas Áreas de Rehabilitación Integral (ARI). Una figura que ya no existe y que fue sustituida por las actuales Áreas de Regeneración y Renovación Urbanas (ARRU).

Esperaba acometer reformas valoradas en 12,5 millones de euros en 1.137 viviendas y también invertir 5,11 millones de euros en la reurbanización de otros espacios en estos barrios. Los propietarios de las viviendas, el Ayuntamiento, la Consellería de Vivenda y el Ministerio de Vivienda se repartieron los costes de las actuaciones.

En las viviendas del Carmen estaba previsto que se acometiese una reforma en 271 pisos, con un coste de 2,9 millones de euros. El importe de la urbanización estaba cifrado en 1,21 millones de euros y estaba destinado a recuperar zonas verdes y deportivas, así como a renovar el pavimento.

En la Sagrada Familia la ayuda se pedía para las viviendas de las calles San Isidoro, San Lucas, González Villar, Fe, Nuestra Señora de Fátima, Pontedeume, avenida de Arteixo y Sargento Provisional. El objetivo era rehabilitar 606 casas e invertir 6,66 millones de euros, así como 2,7 millones de euros para adecentar aceras y mejorar zonas deportivas y públicas.

En Fernández Latorre había entonces 433 viviendas, para las que se preveía la rehabilitación de 260, con un coste de 2,85 millones de euros y 1,16 millones para la ampliación de aceras, la sustitución de baldosas por granito, la recuperación de espacios públicos y la reducción de las plazas de aparcamiento en la avenida.

El presidente de la asociación de Cuatro Caminos, Juan Iglesias, explica que las ayudas derivadas de las Áreas de Rehabilitación Integral (ARI) supusieron un revulsivo para la zona. "No se hizo todo lo que nosotros pedíamos, pero casi", dice el presidente y pone como ejemplo de esos deseos que se quedaron sin cumplir el hecho de no tener los contenedores bajo tierra.

No solo se aprovecharon de las ayudas los particulares sino que se cambiaron las canalizaciones, que ahora están soterradas y se habilitaron más servicios para los residentes, como la reordenación de las plazas de aparcamiento. "Fue una inversión muy importante para el barrio", resume Juan Iglesias, diez años después de que se iniciase el proceso.

Los residentes en los barrios reformados reconocen que su vida ha mejorado desde que se acometieron las obras, ya que eran zonas que tenían una estética antigua y descuidada. Otros barrios se valieron de estas mismas ayudas para renovar su imagen, entre ellos, una parte de las viviendas de Palavea, de O Birloque y Os Mariñeiros.