Su experiencia como miembro de la Comisión Provincial de Patrimonio lleva a José Ramón Soraluce, catedrático de Composición Arquitectónica en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura a aconsejar prudencia a la hora de reclamar la declaración de Bien de Interés Cultural (BIC) para una obra de arte o monumento. "Muchas veces hay excesivo entusiasmo social con estos temas, cuando acarrean toda una serie de servidumbres y compromisos y una enorme cantidad de afectados", advierte Soraluce , para quien esta declaración implica "unas contrapartidas que tiene que asumir la sociedad y que genera unos problemas enormes".

Cuando lo que se trata de declarar BIC no es de propiedad pública "el problemas es mucho más complejo", alerta este experto, quien menciona el caso del barrio de Ferrol Vello, en que la alternativa a calificarlo BIC habría sido "un planteamiento regenerador para aquel espacio" pero al haber sido declarado "cualquier cosa que se haga tiene que pasar por una serie de comisiones y autorizaciones, con lo que la dinámica de transformación y crecimiento de la ciudad se ralentiza enormemente".

Soraluce admite que el caso de los jardines de Méndez Núñez no había ese problema, pero aclara que el BIC es una "categoría suprema" y que hay que tener "mucho cuidado de no repartir estos roles de una manera alegre, ya que existen muchísimas maneras de proteger el patrimonio sin necesidad de declararlo BIC". Para ilustrar sobre lo que supondría esa figura para la zona verde, explica que talar un árbol, cambiar las construcciones o el pavimento requerirían un informe para llevarse a cabo.

"Hay que estudiar si existe realmente un beneficio tan enorme en la declaración de un BIC como contrapartida a las servidumbres a las que obliga a la sociedad", comenta este profesor de Arquitectura, quien además poner de relieve que puede haber "afectados que no se tienen en cuenta a la hora de iniciar estos procesos".

En el caso del mural de Lugrís, su protección es el objetivo que se persigue, pero "pensar que la solución es la declaración de BIC es más dudoso". Para Soraluce, el mural "se puede proteger perfectamente sin declararlo, porque un cuadro de Velázquez no es un BIC".

En su opinión, la obra de Lugrís debe estar catalogada a través del planeamiento e inventariada por la Xunta, lo que le proporcionará una serie de cautelas para su protección, ya que no podrá venderse, desmontarse o quedar en estado de abandono. "Pero declararlo BIC a lo mejor afectaría al tipo de negocio que se pueda montar allí, porque una cafetería con humos lo perjudicaría", explica Soraluce sobre las consecuencias que tendría la declaración.