Allá donde la Administración pública no alcanza, o no quiere alcanzar, surgen voluntarios y organizaciones sociales que con su tiempo, su esfuerzo y su dinero suplen esa labor. Grandes catástrofes como las de los refugiados en Grecia o el terremoto en Ecuador dan visibilidad mundial a una tarea formulada también desde lo local. A Coruña cuenta con un tejido asociativo solidario y comprometido con la mejora en la ciudad. Organizaciones como Ecos do Sur, cuyo trabajo expone en esta página su portavoz, Natalia Monje, desarrollan una labor con la que la Administración está en deuda. Cada año, el Ayuntamiento de A Coruña firma convenios con decenas de entidades cuya supervivencia depende en gran medida de la subvención municipal. Hasta ahora, esa financiación se ha realizado de forma discrecional, sin concurso público, un modelo que debe cambiar para dar oportunidades a organizaciones que tienen mucho que decir y hacer, pero que carecen de ese soporte público para llevar a cabo sus proyectos. El reparto de las subvenciones por libre concurrencia ofrece más transparencia en la asignación del dinero público e igualdad de oportunidades. Y también requiere el esfuerzo de la Administración en agilizar su maquinaria, para que las ayudas se tramiten con tiempo y rapidez y se permita un mínimo de programación a las asociaciones.