Un hombre fue condenado a pagar una multa de 8.000 euros por abusar de su nieta desde finales de 2007 -cuando él tenía 70 años y la víctima, 15- hasta abril de 2009. La magistrada del Juzgado de lo Penal número 4 de A Coruña tuvo en cuenta la atenuante de dilaciones indebidas, ya que el procedimiento judicial se retrasó por causas ajenas al sospechoso. La sentencia considera probado que el procesado realizó tocamientos "intentados o consumados" a su nieta cuando se quedaban a solas, bien en su coche, en su domicilio o en la oficina de la empresa de seguros que regentaba y en la que trabajaba la adolescente. Además, destaca que el condenado le ofreció en varias ocasiones dinero a cambio de mantener contactos sexuales. La última vez, el 8 de abril de 2009.

El primer incidente se produjo a finales de 2007 cuando ambos iban solos en el vehículo del acusado por el paseo marítimo. El septuagenario, según relata la juez, alargó su mano hacia los muslos de su nieta y la introdujo en la zona genital. "La situación duró unos segundos porque la víctima le agarró la mano y la apartó", indica la titular de Penal 4. La magistrada subraya que la versión de la adolescente, que renunció a cualquier indemnización que pudiera corresponderle, es creíble, tal y como refirieron los psicólogos y psiquiatras forenses. "Yo no voy a llegar a ningún trato, que se declare culpable y asuma que tiene una enfermedad", indicó la joven.

"No puede razonablemente deducirse un móvil de resentimiento, venganza, interés crematístico o de otra índole y tampoco que la declaración de la víctima sea producto de una manipulación previa por parte de su entorno familiar o amistades", recalca. La afectada, según la sentencia, dio muestras en la vista oral de "una importante afectación emocional", pero "aún entre sollozos", declaró "de forma firme y segura en lo que atañe a la significación de los tocamientos a que fue sometida".

Tanto el imputado como su nieta coincidieron en las declaraciones que prestaron en el juicio en que acudía a la oficina de seguros que regentaba el condenado para "aprender el oficio" y que le pagaba por horas. En la empresa también trabajaba la esposa del acusado. La joven comía en casa de sus abuelos y ambos aludieron al "cariño" que se profesaban". De hecho, la adolescente manifestó que los quería "como a unos padres" y sus abuelos señalaron que la cuidaron "desde pequeña" y que era su nieta "preferida".

La víctima aseguró en la vista que su abuelo "intentaba cosas" agarrándola y que la abrazaba y le tocaba las nalgas, tanto en su vivienda como en la oficina. La afectada manifestó que no sabe cuántas veces abusó o intentó abusar de ella. "No fueron tres ni cuatro, ni tampoco 50. Pudieron ser unas diez", indicó, al tiempo que aseveró que en "más de una ocasión" le ofreció dinero a cambio de que lo masturbase.

Las "malas relaciones" entre los padres de la menor y el procesado se "evidenciaron" en el juicio, según la sentencia. La madre aseguró que el procesado abusó de ella y de su hermana "hace unos 30 años", por lo que no tiene trato con él. La juez sostiene que las dos hijas del imputado informaron a su madre de los abusos. "Cuando se le pregunta a la esposa del acusado no lo niega rotundamente. Dice: 'no me lo comentaron y si me lo comentaron me lo tomé como una caricia", recuerda la magistrada. La menor no supo que su madre había sufrido abusos por parte de su abuelo hasta que ella le contó lo que le pasaba. "Incluso le reprocha el hecho de que habiendo vivido su misma situación le dejase estar con él", recalca la titular de Penal 4.