Una mujer y su amante fueron condenados como autor y cooperadora necesaria, respectivamente, de un delito contra la integridad moral y de otro de provocación sexual a una menor. El procesado envió numerosos mensajes de contenido sexual a la hija de la imputada, que consintió los hechos e incluso incitó a su amante a contactar con la niña, que cuando se denunció el caso, en febrero de 2012, tenía 15 años. El imputado fue arrestado después de que la víctima sufriese un "ataque de llanto y ansiedad" en el colegio y le contase lo que sucedía a la jefa de estudios. Dos años antes, en verano de 2010, había puesto los hechos en conocimiento de su madre, quien le restó importancia e ignoró sus peticiones de ayuda. La adolescente, desesperada, llegó a iniciar una huelga de hambre para que la condenada denunciase la situación. Hasta principios de 2012 la menor no tuvo constancia de que el hombre que la acosaba fuese el amante de su madre.

La mujer reconoció ante el juez que era cómplice. Los agentes que investigaron el caso localizaron cuatro cartas que la imputada escribió al procesado en las que le incitaba a mantener relaciones sexuales con su hija e incluso, según consta en el fallo, "fantaseaba ante la posibilidad de realizar orgías en las que participasen los tres".

"Con ánimo de provocar sexualmente al acusado, le incitó, por palabra y por escrito, para que enviase a su hija mensajes de contenido sexual y le hiciese propuestas sexuales y le proporcionó, a tal efecto, su número de teléfono", subraya el magistrado en la sentencia, en la que sostiene que, en ocasiones, la mujer estaba presente cuando su amante contactaba con la niña.

El juez de Penal 5 impuso a cada uno de los sospechosos la prohibición de comunicarse y aproximarse a menos de 100 metros de la víctima, de su domicilio o lugar de trabajo durante 8 años, además de un año y tres meses de prisión y el pago de una multa de 2.160 euros. Ambos deberán indemnizar a la afectada, que en la actualidad es mayor de edad, con 10.000 euros por el daño moral que le causaron. Ninguno de los sentenciados ingresará en prisión porque la pena es inferior a dos años y carecen de antecedentes.

El procesado, desde principios de 2011, cuando la niña tenía 14 años, y hasta febrero de 2012, cuando fue detenido, le envió "numerosos mensajes de texto de contenido obsceno en los que le proponía intensamente encuentros para mantener relaciones sexuales", según consta en la sentencia. En ellos, evidenciaba que conocía datos personales de la menor, tales como los lugares que frecuentaba, la ropa que vestía o la identidad de sus amigas, lo que le provocó "una sensación de angustia y temor ante el convencimiento de que estaba siendo vigilada en sus actividades diarias". El juez informa de que en 11 días llegó a enviarle 28 mensajes de texto, así como una fotografía de sus genitales.