La primera jornada de trabajo en la ría de O Burgo tras su reapertura ayer al marisqueo, después de estar cerrada desde el 20 de abril por toxina lipolífica e hidrocarburos, tuvo unos resultados negativos, ya que las capturas obtenidas apenas alcanzaron el 30% de los cupos establecidos por la Consellería de Mar. Cada mariscador puede recoger al día hasta 7 de kilos de almejas en cualquiera de sus variedades de babosa, fina y japónica, mientras que de berberechos el límite está fijado en 10 kilos.

Manuel Baldomir, portavoz de la Agrupación de Mariscadores a Pie, explicó que las mareas no son favorables en estos días, ya que no bajan lo suficiente como para poder extraer moluscos durante las horas necesarias para alcanzar un buen resultado. A esto se une la poca cantidad de bivalvos que encuentran los trabajadores, situación que Baldomir achaca a los efectos de la contaminación durante los últimos años y a la entrada de lodos, además de a la acción de los furtivos, a quienes acusa de haberse llevado las crías que fueron sembradas y los moluscos de talla inferior a la permitida, que debían haber garantizado la producción para los siguientes años, ya que son las que desovan.

"La ría cada vez va a peor, no se encuentra marisco", aseguró el representante de la agrupación, quien consideró que la campaña en marcha va a ser negativa tanto por los días perdidos por los cierres de la ría como por las condiciones de los bancos. "Hasta que no se drague y se siembre para que los profesionales podamos trabajar como se hacía antaño será muy difícil que haya una salida", manifestó Baldomir, para quien las aguas las aguas de la ría están "casi muertas porque apenas hay corriente que meta los nutrientes dentro", a lo que se añade que muchos bancos marisqueros están "enfangados".

Los mariscadores temen un nuevo cierre por toxina lipofílica porque hay otras rías afectadas y las corrientes y vientos pueden traerla hasta O Burgo. El riesgo es mayor por la previsión de aumento de las temperaturas en los próximos días.