Aunque el pleno votó ayer a favor de la aprobación definitiva del presupuesto, no será hasta dentro de una semana que el Concello podrá comenzar a ejecutarlo. Las cuentas ascienden a 244,5 millones de euros pero, ¿significa esto que el Gobierno local tiene toda esta cantidad para gastar en lo que resta de 2016? No. Una buena parte ya se ha ejecutado, ya que hasta ahora el Concello ha mantenido su actividad con normalidad, prorrogando los presupuestos de 2015 y consumiendo partidas de gasto corriente, que son las mayoritarias, para pagar nóminas o servicios básicos, como el abastecimiento eléctrico de los edificios municipales.

El Gobierno sí podrá a partir de ahora ejecutar inversiones que aparecen en el nuevo documento negociado con el resto de partidos y que, en teoría, se parece más a las prioridades políticas de la Corporación que el de 2015, que había sido aprobado por el PP. Así, el alcalde, Xulio Ferreiro, señaló ayer que sus prioridades, además de algunas obras puntuales, serán ejecutar los fondos consignados para la renta social municipal, los convenios con entidades cívicas de la ciudad o el servicio del bonotaxi, que se ofrece a personas con discapacidad que no pueden usar el transporte público, subvencionando así sus desplazamientos en taxi.

La renta social, aunque inicialmente tenía un coste estimado de tres millones de euros, absorberá finalmente algo más de dos, ya que se aplicará menos meses de los previstos. El Gobierno ya tiene elaborada la ordenanza para ponerla en marcha, si bien está a la espera de que el Documento Oficial de Galicia (DOG) publique un decreto que permita a los ayuntamientos dar este tipo de ayudas, que son equiparables a la Renta de Inserción Social de Galicia (Risga), que ofrece la Xunta.

"Lo que nos queda ahora es ponernos a ejecutar y a trabajar", aseguró ayer Ferreiro a la salida del pleno. Precisamente la ejecución es el gran reto que tiene el actual Gobierno municipal por delante. En un Concello en el que los índices de ejecución del gasto rara vez alcanzan el 55%, la Marea cuenta solo con un plazo de seis meses para hacerlo.

Ferreiro había señalado en las últimas semanas que varios proyectos estaban esperando en la recámara simplemente a que se pudiesen comenzar a ejecutar las cuentas. La tramitación de los convenios, que son ayudas directas que acabarán gastando las asociaciones vecinales o de otro tipo de la ciudad, es más ágil y sencilla que la de las obras, que requiere de un proceso de licitación, con su correspondiente plazo para la presentación y análisis de ofertas, todo ello a un ritmo razonable que no colapse los servicios municipales.

Aunque en el anexo de inversiones aprobado la partida que más fondos capta son las obras de urbanización del parque ofimático, con seis millones de euros, también destacan otros proyectos, como los 1,6 millones de euros para la rehabilitación de las viviendas de Santa Cristina de Palavea o los 1,26 para rehabilitar el estadio de Riazor. Un total de 1,2 millones se destinarán a subvencionar la instalación de ascensores en viviendas con problemas de accesibilidad o los 1,06 para desarrollar obras en el parque que se asienta sobre el vertedero de Bens. Serán las primeras intervenciones de este tipo que se desarrollar en la zona desde que se selló.

En la parte alta de la lista también se encuentran proyectos que no habían sido introducidos por el Gobierno municipal, como los 300.000 euros del proyecto Distrito Universitario de Os Mallos, idea original del PSOE. Ferreiro puso ayer en el pleno este proyecto como ejemplo de iniciativas "de las que solo se conoce un título" pero "sin contenido". La renovación de la plaza de la Tolerancia cuenta también con 200.000 euros.