Las noches de juerga son malas consejeras para las relaciones sociales, como experimentó en sus carnes un joven coruñés que se topó con el jugador deportivista Fayçal en un conocido local hostelero y le dedicó gestos poco respetuosos hacia su juego. Pero el mismo joven se arrepintió y le pidió después perdón a través de Facebook y alabó su valía deportiva, lo que mereció la aprobación del jugador franco-marroquí.