La Bienal de Arquitectura de Venecia premió con su León de Oro al pabellón de España por su exposición Unfinished, cuyos comisarios son el coruñés Carlos Quintáns y el madrileño Iñaqui Carnicero. Quintáns explica que su propuesta pretende ofrecer soluciones al problema que suponen para la sociedad los edificios que carecen de uso.

-¿Qué supone ganar el León de Oro de la Bienal de Venecia para un arquitecto español?

-Es un orgullo inmenso, ya que es uno de los grandes premios del mundo, por lo que realmente para nosotros es muy importante. Esta es la segunda ocasión en la que España gana el León de Oro, ya que la primera fue en 2000 con Alberto Campo Baeza, por lo que para el país es muy importante.

-¿Cree que la concesión del premio puede tener también trascendencia para la arquitectura coruñesa?

-Para toda España, porque lo que se ha reconocido es el potencial que hay en toda España de unos arquitectos de muchísima calidad y con conocimiento de la técnica y con una expresividad muy fuerte, con una honradez y una economía de materiales que es difícil de encontrar de una forma tan numerosa en otros lugares. Por eso creo que en realidad es un reconocimiento colectivo y espero que este premio ayude mucho a la concienciación de la sociedad sobre esta labor que muchas veces, como está en casa, no se reconoce y tiene que venir alguien de fuera para decir que lo estamos haciendo muy bien y que estamos dando pautas al mundo de cómo se deben hacer las cosas.

-Habla de la proyección social de los arquitectos, pero en los últimos años estamos acostumbrados a los arquitectos estrella, en los que destaca más su personalidad que su obra.

-Es cierto, pero la responsabilidad es de todo el mundo, especialmente de los medios de comunicación porque visualmente sus obras son mucho más potentes. La labor que estamos planteando nosotros también tiene una imagen muy fuerte, por lo que la sensatez puede no estar oculta por el star system del que habla. Este premio va a ayudar mucho en ese sentido.

-Su propuesta del pabellón español de la Bienal de Venecia hace referencia a las arquitecturas inacabadas. ¿Qué reflexión pretenden conseguir con ella?

-Por un lado estamos demostrando que la arquitectura es un proceso sin acabar, ya que el Renacimiento tapa al Románico y así sucesivamente, ya que Casas y Novoa tapa también al Maestro Mateo en la catedral de Santiago. Eso siempre ha sido así, pero las arquitecturas del star system lo que planteaban era otra cosa, ya que las formas que planteaban eran finales, que no admitían ningún tipo de transformación y que en muchas ocasiones no admitían la vida o el uso. Lo que defendemos nosotros es una arquitectura para ser vivida, para ser usada, por lo que la arquitectura sin finalizar no es que se muestre sin acabar, es que está en proceso. Europa está construida totalmente y España en exceso, por lo que tenemos que revertir esa situación para arreglar todo lo malo que se ha hecho hasta ahora, esa es nuestra labor y en eso está la propuesta que estamos planteando. Desde las cosas más elementales, como evitar que se caiga un edificio, hasta cosas mucho más elaboradas, cada una de esas situaciones tiene que estar pensada y dejar de ser el gesto rápido, gratuito y sin ningún tipo de reflexión, que es lo que ha ocurrido tanto por arriba, con el star system, como por abajo, con la arquitectura como negocio, ya que los dos pecan de estar ajenos a la realidad que les rodea.

-Dice que hay arquitecturas hechas para no ser vividas. ¿Hay entonces obras realizadas solo para ser contempladas?

-Lo digo abiertamente, es una realidad. Hay arquitecturas a las que es muy difícil darles contenido. Hay bibliotecas que no sirven para ser usadas y museos que no sirven para exponer.

-¿Hizo mucho daño a la arquitectura el boom inmobiliario español?

-Evidentemente, y es muy fácil de entender. Disponemos de unos recursos escasos, y si los desperdiciamos estamos haciendo un daño, por lo que no podemos malgastarlos. La arquitectura consume muchos recursos y no puede plantearse como un negocio, ya que sus obras duran más que la vida de una persona.

-¿Hay mucha arquitectura en A Coruña necesitada de un nuevo sentido o utilización?

-Estoy seguro, hay muchas cosas que hay que arreglar y que usar. El edificio del cine Avenida está sin usar y se podría llenar de contenido con el consentimiento de su propietario. Imagínese lo que supondría para la ciudad poder usar durante el tiempo que estén vacíos todos esos miles de metros cuadrados. El Palais de Tokio en París es una referencia obligada en este sentido, ya que es el centro de arte contemporáneo más reciente y para crearlo se vació un edificio y se puso al frente a unas personas capaces de dotarlo de contenido. ¿Se imagina llenar el Avenida de cosas? ¿Sabe lo que es poder usar el cine abandonado para conciertos? No tenemos que irnos a la antigua cárcel, que es un sitio más triste y está en las afueras, porque en el corazón de la ciudad tenemos el espacio más maravilloso para ser usado, aunque solo nos lo dejen para seis meses. Es un ejemplo, pero si recorre la ciudad verá cuántas situaciones más hay como esta.

-Pero usted mismo lo dice, de acuerdo con el propietario. ¿No habría muchas reticencias para usarlo?

-La sociedad de momento no le pide a los propietarios que compartan aquello que no usan y no hay que buscar la forma en la que la propiedad acepte este uso, sino que lo que hay que conseguir es que se piense que si esos edificios no se usan se está haciendo un daño a la sociedad. A los propietarios de esos edificios no se les está haciendo un daño, y hay que advertirles de que con el uso se conservan mejor, ya que les entra agua, las ventanas se estropean... es un drama.

-¿Quién tiene que poner en marcha estos procesos, las administraciones o la sociedad civil?

-Todos. Lo que no podemos pensar es que es responsabilidad del otro. La pequeña labor que podamos desarrollar cada día es fundamental porque va a permitir que corrijamos los problemas. Lo que planteamos en el Pabellón Español de la Bienal de Venecia es una reflexión muy amplia para que todo el mundo piense en mecanismos con los cuales las cosas se puedan empezar a corregir. Hacen falta más cosas, evidentemente, pero esto es el inicio.

-¿Cree que hay posibilidades de llevar a cabo esta iniciativa ahora con la escasez de medios económicos o que eso es precisamente una oportunidad?

-Es una oportunidad. Gracias a que no hay recursos para que esos edificios pasen a tener usos económicos o lucrativos, usemos este momento de calma para que se vayan usando mientras tanto.