El diseño, la emergencia, la seguridad, la acción social y la sostenibilidad confluyen en DASY Shelter. Así llaman a su propuesta un grupo de cinco estudiantes de Diseño Industrial de la Universidade da Coruña (UDC) que a lo largo de este curso han proyectado una solución temporal para dar acogida a los ciudadanos que huyen de sus países y carecen de amparo y protección al cruzar las fronteras. La acaban de presentar al concurso internacional What Design Can Do. Refugee Challenge (Lo que el diseño puede hacer. El desafío de los refugiados), promovido por la agencia UNHCR y la fundación IKEA, en el que compiten con las ideas de otros 600 grupos de diversos países.

El refugio DASY consiste en un alojamiento de carácter temporal pensado como primer paso de integración para los refugiados con dificultades para desplazarse o que esperan la tramitación de su asilo. Tienen la apariencia de cabañas de madera, pero no son casas, sino espacios pensados como habitaciones con camas y elementos de almacenaje. Constan de módulos, cada uno con capacidad para tres personas, y pueden llegar a acoger a más de una decena. Están fabricados con lamas de PVC inyectadas de poliuretano para reforzar su efecto aislante y se pueden integrar en diferentes entornos.

"Entre dos o tres personas se puede tardar tres horas en montar uno de estos refugios, ya que su construcción es fácil. Es preferible en terrenos llanos de cualquier localización, tanto en terrenos rurales como espacios urbanos", explica María Prieto, de Verín, una de las integrantes del grupo de la UDC.

"No queríamos que el proyecto se quedase en clase, sino darle una salida y una utilidad, aportar nuestro grano de arena en una emergencia como es la situación de los refugiados para que tengan mejores instalaciones que las que suelen tener", explica Adrián Coira, estudiante coruñés de Ingeniería en Diseño Industrial en la escuela del Campus de Ferrol.

DASY es el trabajo final de la asignatura de Administración y Organización Industrial. La también coruñesa Ana Cotelo, el monfortino Manuel de la Fuente y Ánxela Barros, de Ponteareas, completan el equipo. En su desafío creativo les ha asesorado el profesor de la UDC Eduardo Guillén. Los cinco cursan el último año de su disciplina y ayer por la tarde se examinaron de la materia de Oficina Técnica.

A otro examen, el que evaluará el jurado del WDCD Refugee Challenge, concurren el quinteto con las utilidades que ofrece el refugio DASY. El fallo se conocerá el 1 de julio en Amsterdam; habrá cinco finalistas y el proyecto ganador se pondrá en funcionamiento en el plazo de un año.

La inspiración de DASY está en el ahora muy de moda glamping o campus de lujo, pero con un concepto muy alejado de las comodidades costosas y orientado a la satisfacción de necesidades de alojamiento urgentes para los refugiados. "Aunque estos refugios son solo habitaciones y no tienen baños ni cocina estamos trabajando en el desarrollo de nuevas utilidades", apunta María Prieto. "Son instalaciones de emergencia fáciles de montar para un primer momento en el que se deben dar facilidades de acogida", añade Adrián Coira.

Estos habitáculos se construyen a partir de módulos que pueden repetirse cuantas veces sea necesario. El proyecto emplea materiales comunes de bajo coste y adaptables con variaciones en los acabados. Tienen iluminación led, camas, mesas y estanterías. Explican sus impulsores en el vídeo de presentación que han colgado en su página de Facebook que los refugios pueden transformarse también en una pequeña escuela o centro médico para atender a los refugiados.

La promoción del concurso internacional en el que participa el proyecto coruñés hace un llamamiento a "diseñadores, innovadores, pensadores y creativos" para que acepten el desafío de aliviar los problemas que sufren los refugiados y "marquen la diferencia" en la presentación de soluciones.