Aprender, estudiar y saber no tienen edad. Es el lema interiorizado que explica y resume la experiencia de ser parte de la Universidad Sénior: de impartir clases, cursar disciplinas y graduarse en conocimientos adquiridos después de los 55 años. Viven esta satisfacción cada año, rubricada con la entrega de su diploma, las promociones que desde hace doce años se matriculan para el ciclo sénior de cuatro cursos de la Universidade da Coruña (UDC). Ayer recibieron su banda azul de graduados y graduadas -y su diploma- más de un centenar de alumnos en un emotivo acto en el Paraninfo del Rectorado.

Unos porque no pudieron estudiar cuando eran jóvenes, otros porque interrumpieron a la fuerza los estudios que empezaron al entrar en la edad universitaria y la vida les reservó otras experiencias, y otros porque quisieron regresar a las aulas para adquirir nuevos conocimientos o reciclarlos, los graduados sénior lucieron ayer sus acreditaciones académicas plenos de satisfacción. Desvelaban ese logro orgulloso las expresiones de cada uno al posar para la posteridad en las fotos que familiares y amigos les hacían en la sala.

Esa contagiosa satisfacción la transmitieron antes del momento de la entrega de bandas y diplomas quienes cogieron el micrófono. "En esta experiencia fabulosa estamos más tranquilos que la primera vez. Ahora estudiamos porque queremos. Volver a hacerlo es como la segunda vez que haces un viaje: visitas los rincones que no viste la primera vez para que no se te escape nada", comparó Ángeles Pérez, alumna que representó a los estudiantes del campus de Ferrol. "Aumentamos conocimientos, compartimos ideas, vivimos ilusiones. Diría, como al final de Casablanca, que es el comienzo de una hermosa amistad", añadió José Antonio Lema, alumno de A Coruña.

"Aprender por aprender"

Juan José Galán Díaz, padrino de la promoción, agradeció a los alumnos sénior que le brindaran durante el curso una "fecunda sabiduría" que calificó como su "más preciada ciencia". Y el rector de la UDC, Julio Abalde, elogió la exigencia de los estudiantes y reivindicó el "derecho a aprender por aprender, a estudiar por estudiar, a saber por saber" cuando detrás de cada matriculación ya no hay el fin de luchar por un empleo.

También hablaron María Matilde García y Juan Alberto Sucasas, directora y subdirector de la Universidade Sénior, y Nancy Vázquez, vicerrectora de Oferta Académica. El momento más emocionante de las intervenciones lo protagonizó la vicerrectora de Internacionalización y anterior directora de la Universidade Sénior, Pilar García de la Torre, quien se detuvo en su discurso más de una vez para beber agua y contener las lágrimas al recordar a profesores e impulsores desde 2004 -"verdaderos pilares", subrayó- del ciclo académico diseñado para mayores de 55 años y agradeció a los alumnos su voluntad de aprender.

García de la Torre explicó que en los últimos doce años los estudios sénior, que se imparten en el campus de Riazor, han experimentado un "importante" progreso. Salud, economía, ciencia, literatura, filosofía, arte, informática... cabe de todo. De un curso pasó a cuatro y de 300 alumnos ha pasado a matricular a más de 800; "y con listas de espera", añaden fuentes académicas. La vicerrectora expresó su agradecimiento a los rectores -José María Barja, Xosé Luís Armesto y Julio Abalde- que demostraron su fe en la Universidade Sénior.

El himno gallego en las voces del coro Adayeus y una foto de grupo en los asientos del Paraninfo cerraron el acto. Los rostros de los veteranos alumnos dejaban ver la tranquila satisfacción de haber terminado un productivo ciclo de años a su edad, ideal como cualquier otra para el conocimiento.