El tráfico por la superficie de la Marina se estabiliza en torno a los 3.000 coches diarios, un 73% menos que antes de que el Concello impusiese las restricciones de circulación que solo permiten el paso al transporte público, es decir, a autobuses y taxis.

De acuerdo con los datos que maneja el Concello, en la primera semana tras la entrada en vigor de las limitaciones, la intensidad media cayó desde los 11.513 vehículos diarios a los 3.247. Aunque los siguientes días se experimentaron ligeros descensos, la última semana de mayo retomó un valor similar, alcanzando una media de 3.242 automóviles.

El Gobierno cerró la zona al tráfico el 8 de abril, una semana después de abrir el tramo del túnel de O Parrote, lo que facilitó la entrada y salida del barrio de Ciudad Vieja a través del vial subterráneo. Con la nueva ordenación, entre la Autoridad Portuaria y la calle Tabernas solo pueden circular buses -públicos y privados- y taxis, a una velocidad máxima de 20 kilómetros por hora. En días laborales, sí están permitidas la actividades de carga y descarga en horario de 06.00 a 11.00 horas.

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No pueden hacer uso de la superficie los vecinos de Ciudad Vieja, que deben tomar el túnel de la Marina y optar por el desvío de María Pita o el de O Parrote si pretenden llegar a su barrio desde la zona de la plaza de Ourense bordeando ese lateral de la costa. Los residentes sí pueden circular entre San Carlos y la calle Tabernas, pudiendo entrar al casco antiguo a través de la calle de O Parrote.

La intensidad del tráfico en la Marina en días laborales es ligeramente superior a la de los fines de semana y festivos. En el caso de los autobuses, por la semana se registra una media diaria de 459 vehículos, mientras que el sábado y domingo la cifra cae a los 435. En festivos se reduce todavía más, bajando a los 334 de media.

Las alteraciones en la superficie de la Marina obligaron al Gobierno municipal a colocar un retén policial permanente junto a la Autoridad Portuaria para informar de los cambios y prohibir el paso a los conductores que se acerquen. También se instaló una pequeña rotonda que, aunque en el futuro se pretende construir de forma permanente, por el momento permanece delimitada con vallas de obra.

Dos meses después del cierre del tráfico, los controles policiales todavía continúan y es frecuente ver a los agentes parando vehículos y dando instrucciones de que está prohibido circular por la superficie de la Marina. A finales de mayo, el alcalde, Xulio Ferreiro, había señalado que todavía no se había fijado un plazo para retirar estos controles de la Policía Local. "Hay que aplicar el sentido común. Hay gente que con algo de picaresca se hace la despistada y otros que realmente están confundidos", indicaba el regidor.

Las nuevas restricciones han levantado ampollas entre algunos de los vecinos y empresarios de la zona, que en las últimas semanas lanzaron una recogida de firmas para que el Concello permita circular por la superficie a una velocidad máxima de 30 kilómetros por hora. Aseguran que actualmente no pueden desplazar a familiares de edad avanzada hasta sus domicilios y que sus clientes no pueden acercarse hasta ellos. El Gobierno local ha rechazado reabrir de nuevo la Marina al tráfico, si bien se mostró abierto a buscar soluciones alternativas que contenten a los vecinos.

Las restricciones de tráfico en esta zona, sin embargo, han supuesto un aumento del flujo de vehículos por el túnel. Y es que desde el cierre de la Marina, el número de coches que hacen uso del subterráneo se disparó un 51%, alcanzando una intensidad media diaria de 24.849 automóviles. El incremento fue especialmente relevante en sentido plaza de Ourense y no tanto en dirección O Parrote o María Pita, donde el aumento fue solo del 20%.