El devenir de la historia circula por vericuetos insospechados. Solo así puede explicarse que uno de los estandartes de las tropas inglesas al mando de Drake y Norris que en 1589 cercaron A Coruña haya acabado apareciendo en una capilla de la catedral de Sigüenza más de cuatro siglos después.

Aquella bandera que bien pudo haber visto ondear María Pita mientras trataba de repeler a los ingleses al pie de la muralla coruñesa fue encontrada hace once años por el historiador coruñés Luis Gorrochategui junto con otras enseñas que ahora forman parte de la exposición aTempora, que se exhibe desde el pasado miércoles en la propia catedral de Sigüenza.

"Estas banderas tienen un valor simbólico extraordinario y son un caso muy raro en Europa", explica Gorrochategui, para quien son el testimonio de la gran victoria obtenida por España contra los ingleses en 1589 al conseguir evitar la toma tanto de A Coruña como de Lisboa, entonces también parte de la Corona española.

El historiador considera que este triunfo compensó la tragedia sufrida por la flota enviada por Felipe II el año anterior y que los historiadores ingleses bautizaron después como la Armada Invencible, ya que los reveses sufridos en las dos ciudades evitaron también la penetración de los británicos en Brasil, a donde pretendían dirigirse tras arrasar la capital portuguesa.

Una vez que Drake vio imposible tomar A Coruña, abandonó esta ciudad el 19 de mayo y siguió su ruta hacia Lisboa, su destino original, ya que había recibido el encargo de destruir los restos de la flota española que se refugiaba en Santander y después conquistar Lisboa para separar a Portugal de España, interrumpir la comunicación oceánica con las colonias americanas y, además, tratar de asentarse en Brasil.

Pero el corsario decidió seguir su propio plan y evitó el paso por la ciudad cántabra, lo que salvó a los 102 navíos supervivientes del desastre de 1588, y creyó más adecuado castigar a A Coruña, el puerto de donde había partido la Invencible.

Captura del estandarte

Al igual que en A Coruña, en Lisboa Drake y sus tropas fueron incapaces de tomar la ciudad, en la que el 5 de junio el capitán de arcabuceros a caballo Sancho Bravo de Arce, capturó el estandarte inglés. Este oficial era natural de Sigüenza y fue sobrino-nieto de Martín de Arce, el personaje cuya famosa estatua se halla en la catedral de esta localidad guadalajareña y es conocida como el Doncel de Sigüenza.

Como era habitual entre las familias nobles de la época, los Bravo de Arce disponían de una capilla privada en la catedral de su localidad, por lo que decidió conservarlo allí. En ese lugar permaneció olvidado hasta que fue hallado por Gorrochategui, autor del libro Contra Armada. La mayor catástrofe naval de la historia de Inglaterra. El estandarte está compuesto de siete franjas de otros tantos colores y mide 3,30 metros de longitud y 1,68 de anchura.

Se encontraba en muy mal estado debido al largo tiempo transcurrido, por lo que ha debido ser restaurado para ser expuesto junto con otra bandera cuya vinculación se desconoce, aunque se cree que perteneció a las tropas portuguesas que combatieron contra los ingleses en la defensa de Lisboa. Un tercer estandarte es más moderno, ya que fue empleado por tropas de Sigüenza en la época de la Guerra de la Independencia.

El libro de Gorrochategui, en el que se menciona el hallazgo de estas banderas, suscitó el interés del almirante e historiador Ignacio González-Aller, así como de Felipe Peces, canónigo de la catedral de Sigüenza, y de la Fundación Sigüenza, presidida por Antonio Manada de Campo.

La Junta de Castilla-La Mancha también consideró atractiva la historia de estos emblemas militares, lo que la llevó a promover su restauración y posteriormente el montaje de una exposición sobre el Siglo de Oro español y la época de la Invencible, en la que Miguel de Cervantes, del que además se conmemora este año el cuarto centenario de su muerte, fue uno de los participantes en su organización.