La renta social, emblema de la gestión que Marea Atlántica pretendía introducir en el Ayuntamiento, será una realidad en algo menos de un mes. Después de la tortuosa aprobación del presupuesto que la dota de inversión (2,1 millones hasta final de año) y del decreto de la Xunta que facilita su concesión directa, no como subvención previa justificación de los gastos realizados, el Gobierno local está en disposición de poner en marcha el estandarte de su política social. Esta renta se concederá sin necesidad de que los beneficiarios deban justificar sus gastos, pero conllevará que se comprometan a seguir un itinerario de inserción tutelado por los servicios sociales municipales. El Ayuntamiento debe esforzarse en que la renta social cumpla el objetivo con el que nace. Los principales beneficiarios serán los destinatarios de esa ayuda y de ese esfuerzo de los servicios sociales. Y la ciudad ganará en dignidad.