Los mariscadores de la ría de O Burgo han perdido ya siete de los doce días de trabajo que habían marcado en su plan de explotación para el mes de junio. La ría de O Burgo está cerrada desde el 26 de mayo por alta presencia de toxina lipofílica, un fenómeno natural, que afecta a los bivalvos.

El portavoz de la Agrupación de Mariscadores a Pé, Manuel Baldomir, explica que, con este cierre, cada uno de los trabajadores que faena en el estuario ha perdido unos 630 euros. Los bivalvos en esta época alcanzan "un buen precio" y las mareas que coincidían con esos días de veto eran buenas. Son mareas en las que el nivel del agua sube y baja mucho, por lo que los trabajadores consiguen faenar durante más tiempo y en más espacio. En total, hay entre 50 y 55 mariscadores censados para trabajar en el estuario, por lo que Baldomir calcula que las pérdidas en este cierre ascienden a unos 31.500 euros.

"Ahora solo nos queda cruzar los dedos y esperar a que la toxina se marche y que nos deje aprovechar los cinco días de trabajo que nos quedan. No hay nada más que hacer", explica Baldomir, que se queja de que, a este cierre, que es "normal" en esta época, se suman los que afectaron al estuario por hidrocarburos desde principios de año.

El alto nivel de toxina tiene varios factores que le afectan, como que sople el viento del norte o la temperatura del agua ya que, cuanto más caliente está, más tarda en desaparecer. Como en ocasiones anteriores, los mariscadores no tienen que renunciar a los días de trabajo, los pueden incluir en el plan de explotación de otros meses, pero calculan que los ingresos serán menores, por el precio del marisco y por la cantidad que podrán extraer.

Los mariscadores de la ría de O Burgo se quejan también de que, en esta época, la presa de Cecebre, suelta agua al estuario y que eso impide que las mareas bajen todo lo que naturalmente les pertenece. En ocasiones, según relata Baldomir, los trabajadores no consiguen llegar a los bancos marisqueros, ya que hay demasiada agua procedente de Cecebre en la ría. Mensualmente, faenen o no, los mariscadores tienen que hacer frente a un seguro de 200 euros.