Las matemáticas no son tan duras como parecen. Exactas y frías, pero no insensibles. En su amplitud, son también reveladoras objetivas de múltiples aspectos de la realidad y permiten extraer reflexiones muy personales sobre las condiciones de vida de los países. Lo han podido comprobar un centenar de alumnos y alumnas de tercero y cuarto de ESO del colegio Esclavas del Sagrada Corazón en el tercer trimestre de este curso académico. Las matemáticas son el centro de su proyecto Me llamo Daniel, una iniciativa educadora en valores visualizada ayer a través de un documental del mismo nombre que se proyectó y estrenó en la Fundación ONCE.

El proyecto arrancó en abril, hace dos meses, en el aula de matemáticas del centro educativo coruñés y ha sido impulsado por Fundación Educativa ACI, a la que pertenece Esclavas y otros 16 centros en España, y Cruz Roja. Daniel es un niño de 14 o 15 años, cualquier niño de un país del mundo diferente cuyo pasaporte le es asignado a cada grupo de trabajo de tercero de ESO del colegio. Hay hasta veinte niños llamados Daniel: uno de Japón, uno de Tanzania, otro de Estados Unidos, otro de España...

Los grupos aprenden matemáticas en una plataforma online con herramientas tecnológicas integradas a través de los índices de desarrollo de los países en donde ha nacido su Daniel, lo que permite a los alumnos reflexionar sobre las realidades en las que cada Daniel vive, los entornos en los que conviven con sus vecinos y el grado de felicidad que alcanzan.

"El proyecto se desarrolla en tres fases: el estudio matemático de los países siguiendo a Daniel, la producción audiovisual de Me llamo Daniel y la sensibilización a través de redes sociales", explica la tutora de cuarto de ESO del colegio Esclavas, Julieta Jiménez de Llano.

Los alumnos han aprendido nociones de interpolación y extrapolación, continuidad de funciones o estadística que les han servido para comparar países, conocer diferentes índices de desarrollo y calidad de los servicios de cada uno o hacer predicciones a años vista. Tras cada tarea han puesto un cuño en el pasaporte de su particular Daniel y, de ese modo, reflexionado sobre la fortuna que a su niño les ha tocado vivir.

"A los chicos les pedíamos que anotasen en un diario lo que hacían y lo que pensaban o que cada día hicieran un pequeño vídeo. Algunas de sus reflexiones son abrumadoras: ¿son todo números en la vida?; ¿hay tanta falta del factor humano?; no va a cambiar el mundo, pero ayudemos a la gente a sentirse bien", añade Jiménez de Llano.

Todo este trabajo de aula aparece recogido en el documental Me llamo Daniel, elaborado por alumnos de cuarto de ESO a través de la productora audiovisual PALE, creada en los últimos dos meses por los chicos. Su primera producción se pudo disfrutar ayer en la Fundación ONCE y pronto estará volcada en las redes sociales. Entidades y empresas como Obra Social laCaixa y Gadis han respaldado la iniciativa.

El propósito de sensibilización del proyecto ya ha generado una cadena de respuestas muy del agrado de los impulsores en el propio colegio con estudiantes, padres de alumnos y el ANPA, así como en otros centros de la ciudad. Con una propuesta tan sencilla como la de invitar a hacer una foto con la letra D mayúscula de Daniel en cualquier forma y en diferentes diseños. Todas las imágenes se recogerán en un gran mosaico formando la cara de Daniel que se desplegó por primera vez ayer en el estreno del documental. "Queremos generar una cadena de sensibilización y apoyo a todos los niños que sufren, a todos los Daniel, estén donde estén", explica el proyecto. Matemáticas, creatividad y concienciación unidas. Ciencia y acción al servicio de los valores humanitarios.