El conflicto de Dragados con el Ayuntamiento en el estadio de Riazor se centra en las gradas de Preferencia y Tribuna. La constructora, que ganó el concurso para realizar la reforma con una oferta de 2,5 millones de euros, sostiene que el estado de estas dos bancadas y la complejidad para rehabilitar su estructura, impiden que el coste se corresponda con lo previsto por el Concello en su proyecto de 2013 y sobre el que realizó su oferta. Con los fondos de Pabellón y Maratón no habría, en principio, ningún problema. El Gobierno local busca una solución para las demandas de la concesionaria, que pasarían por aceptar su exigencia si es legalmente posible o resolver el contrato. Este miércoles se reunieron los responsables municipales y el club, que se muestra "preocupado" por los problemas de las instalaciones y señala que la paralización de los trabajos les impide abordar otras inversiones necesarias, como la mejora de la iluminación que les exige la Liga para las retransmisiones.

El consejero del Deportivo, Martín Pita, señaló ayer en rueda de prensa que el club está "en contacto permanente" con el Ayuntamiento y que el miércoles mismo se reunieron. El Concello les informó de que es la asesoría jurídica la que está evaluando la solución para la reclamación de Dragados. Tras firmar el contrato el junio de 2015, la constructora realizó una auditoría previa a las obras en la que concluyó que parte de ellas -en concreto la reforma de Tribuna y Preferencia- no eran tan sencillas como la empresa que realizó el proyecto preveía, ni en tiempo ni en medios materiales ni humanos.

El Concello tiene en su mano informes favorables al proyecto tal y como está planteado. Uno de ellos es el de la empresa que planificó la rehabilitación, que defiende su diseño. Otros informes proceden de técnicos municipales y un tercer estudio está firmado un técnico independiente de la Universidad encargado por el propio Concello. Dragados difiere y considera sin cambiar de opinión que sus análisis, y no los que proceden del Ayuntamiento, son los certeros.

Ninguna de las posibilidades que se plantean ahora son halagüeñas para el desarrollo del proyecto, cuya ejecución es de dos años, contados a partir de que los operarios entren en Riazor. Por un lado, el Ayuntamiento podría imponer su criterio y requerir a Dragados que comenzase la obra. Pero la constructora podría entonces acudir al Tribunal Administrativo Central de Recursos Contractuales, un órgano dependiente del Ministerio de Hacienda. Llegado este punto, mientras esta entidad decide, se suspendería el proceso, algo que no desean ni el Ayuntamiento ni el club.

Demora también conllevaría otra de las alternativas: proceder a la resolución del contrato de mutuo acuerdo y volver a empezar. Gasto de tiempo y de dinero, porque la contratista solicitaría una compensación por la anulación.

"Esperemos que sea lo antes posible", señaló ayer Martín Pita, que explica que hay obras que tienen que hacer, incluso por mandato de la Liga de Fútbol Profesional (LFP), que necesitan que se repare primero la cubierta o la estructura. Es el caso de la iluminación, sobre la que ya le han advertido en otras ocasiones. "Estamos entre los cuatro peores estadios en iluminación y queremos resolver ese tema para que las retransmisiones tengan calidad", deseó.

"No hay fecha concreta y es algo que nos tiene muy preocupados", destacó Pita. El problema no es ahora, sino cuando lleguen las lluvias del invierno, insistió. El consejero señala que la sociedad deportiva ha invertido 1,6 millones en el estadio. "Entendemos que tenemos que remar todos en la misma línea", recalcó en rueda de prensa Pita, que recordó que los problemas no son solo las "goteras", sino otros más "serios", como los que llevaron a acordonar parte de las gradas el 11 de abril entre el Deportivo y Las Palmas.

El alcalde, Xulio Ferreiro, aseguró que las instalaciones son seguras y que se revisarán antes de cada convocatoria del Deportivo en Riazor. "Estamos viendo qué solución le damos a esta discrepancia, tomaremos esta decisión de seguir adelante o no", respondió Ferreiro.