En su primer día de trabajo después de más de un mes de cierre de la ría de O Burgo por altos niveles de toxina lipofílica, los mariscadores han recogido, de media unos dos kilos de almeja, cuando pueden extraer hasta un máximo de siete cada uno. El portavoz de la Asociación de Mariscadores a Pé da Ría do Burgo, Manuel Baldomir, alertó ayer de que, tras este periodo de veto a la extracción, los trabajadores se han encontrado con "mucha almeja muerta", sobre todo, de la clase fina.

Es por ello por lo que el colectivo ha solicitado al Instituto Tecnolóxico para o Control do Medio Mariño (Intecmar) que realice exámenes en la zona -o que delegue en los biólogos de la Cofradía de Pescadores- para determinar cuáles son las causas de estos niveles de mortandad.

"Malo", así define Baldomir el primer día de trabajo de julio de los mariscadores de la ría de O Burgo. Y es que, si bien el precio de los bivalvos "no fue bajo", los trabajadores tenían poco género que llevar a la lonja para vender. "Como mucho uno consiguió coger tres kilos, los demás, un kilo y medio y, con suerte, dos", relataba ayer Baldomir la jornada de trabajo. La almeja grande se cotizó a 22 euros, la terciada, a quince, la babosa a nueve, la japónica a seis y, el berberecho, a tres euros -de esta variedad, los mariscadores pueden extraer un máximo de diez kilos por persona y día de faena-.

En el calendario del mes de julio, los mariscadores tienen marcados catorce días de explotación, aunque prevén que no serán suficientes para paliar las pérdidas que han acumulado a lo largo del año -estimadas en más de 50.000 euros- por los cierres de hidrocarburos y de toxinas que ha padecido el estuario. Los altos niveles de mortalidad de los bivalvos provocan que no puedan facturar diariamente más de dos kilos de almeja.

Los mariscadores esperan ahora a los resultados biológicos para saber por qué los bivalvos se mueren en la ría y también a las analíticas realizadas sobre hidrocarburos y toxinas. "Los últimos análisis de toxina dieron bastante bajos, pero hay que ver cómo dan los siguientes, para saber si podemos seguir mariscando", comentó ayer Baldomir.

Están pendientes también de la puesta en marcha del proyecto de regeneración de la ría. Y es que, es esta fecha del 21 de julio el límite que el Ministerio de Medio Ambiente se fija para presentar tanto el estudio de impacto ambiental como el documento técnico del proyecto y el resultado de la información pública. La Dirección General de Sostenibilidad de la Costa y del Mar comenzó ya en el mes de marzo el estudio de las alegaciones presentadas al proyecto. Los mariscadores alertan de la necesidad de crear una comisión de seguimiento de las obras para conocer su evolución.