La Audiencia provincial de A Coruña ha condenado a doce años de prisión a un hombre por intentar quemar a su mujer y a sus suegros en marzo de 2014 en la localidad coruñesa de Sada, según una sentencia a la que ha Efe ha tenido hoy acceso.

La sentencia, fechada el pasado 4 de julio, considera al hombre culpable de los delitos de maltrato de género, incendio en grado de tentativa, atentado a los agentes de la autoridad con armas y lesiones por dos veces, de los que algunos de ellos tienen el atenuante de estado pasional y el agravante de parentesco.

El tribunal considera probado que el hombre tuvo una discusión con su esposa y que en la misma la agarró del pijama y comenzó a zarandearla, mientras gritaba expresiones tales como que "iba a matar a todo el mundo y a prender fuego a la casa".

El padre de la víctima se dirigió a la zona y trató de impedir la agresión encarándose al agresor, que le dio una patada y consiguió un cuchillo.

En ese momento la víctima huyó a la calle y sus padres se refugiaron detrás de una puerta que el agresor intentó atravesar, pero al no conseguirlo rompió un cristal y lanzó varias cuchilladas hacia su suegro.

Este logró arrebatarle el cuchillo y, mientras el condenado fue en busca de dos más y se dirigió al garaje, sus suegros escaparon, y al percatarse de ello propinó un empujón y golpes a la mujer.

Cuando estaban todos resguardados en la casa del vecino, el agresor se dirigió a dicha vivienda amenazándole: "tú no te metas en esto, o los echas fuera de casa o te la quemo".

Al ver que ignoraban su palabras, volvió a su domicilio y sacó dos garrafas de gasóleo y gasolina que derramó para intentar prender fuego en el porche de la casa aunque sin lograrlo.

Uno de los agentes de la Policía Local que acudieron al lugar también fue víctima del agresor, que le arrojó una barra de hierro de dos metros de largo, aunque no llegó a alcanzarle.

De la misma forma actuó cuando otro agente policial acudió a auxiliar a este último y el agresor intentó golpearlo con la barra en el tórax aunque, al no conseguirlo, sacó un cuchillo y se abalanzó sobre él.

El agente desenfundó entonces su arma reglamentaria, momento en el que el hombre se refugió en el garaje de su domicilio, donde más tarde fue detenido.

Allí, en el interior, derramó varias garrafas de gasolina, tiró encima bombonas de butano al tiempo que gritaba "entrad que reventamos todos, hijos de puta", y luego prendió fuego, lo que generó una fuerte explosión.

El agresor, además de la pena de reclusión, ha sido condenado también a abonar 5.053 euros de indemnización a su exmujer y a sus suegros, aunque ha sido absuelto de los delitos de tentativa de asesinato, incendio consumado y amenazas.